sábado, 24 de agosto de 2013

la cifra de 30 muertos y 60 heridos sigue siendo preliminar. es posible que las víctimas sobrepasen el dato. el luto y el dolor abruman según el sacerdote católico Leonardo Da Silva capellán de Palmasola. El Deber, SC

CECILIA DORADO N. | cdorado@eldeber.com.bo
Cerca de las 19:30 y en medio de una dura jornada, el capellán de la cárcel de Palmasola, Leonardo Da Silva, relató a EL DEBER el horror dentro del penal.  ¿Cómo puede describir lo que vio?
Lo que se ha visto es una tragedia humana, una masacre, nunca hubo esto en toda la historia. Las personas que hemos sido testigos, ayudando desde los primeros momentos, tenemos esta escena horrible de haber visto como una guerra, como de película; la gente totalmente destrozada, herida, otros con la cabeza cortada, las manos que explotan... horrible. Un día bastante triste, más triste todavía es la presencia de niños que tuvieron que ver esto. Lo bueno es que hubo ayuda humanitaria.

patética imagen. uno de los 60 heridos, convertido en una llaga gigante. Palmasola

 ¿Hay heridos en el penal?
A esta hora, aquí adentro en la capilla de la Iglesia católica hay 21 heridos recibiendo auxilio. No ha sido fácil encontrar espacio en hospitales.
 ¿Conocía a algunos de los fallecidos?
Sí, los conocíamos, porque siempre estamos presentes al interior del penal en distintas áreas, no solo religiosa, también social. Entre los internos no todos saben bien quiénes han fallecido, quiénes están heridos, por el afán de atender lo que ha estado sucediendo. Afuera, la sociedad tiene más información que los que están adentro en medio del correteo y el desgaste emocional. Hay mucha solidaridad.
Por ejemplo, en el ambiente de las mujeres hay mucha ayuda, porque ellas mismas están haciendo de enfermeras, de auxiliares. Estoy aquí en este momento y veo eso. Afuera es una escena de muerte.
 ¿Nunca pensó vivir esto?
Uno no espera llegar a esto y justo se produce horas después de que hubo en todo el país marchas defendiendo la vida (contra el aborto).
 Lo más duro que le tocó vivir en esta jornada.
Ver personas (vivas) prácticamente sin manos, amputadas por el fuego y las explosiones.
 A esta hora ¿sigue habiendo niños dentro del penal?
Hay todavía. Entre los mismos fallecidos se ha encontrado al menos a una persona calcinada y abrazada a un niño; es triste, quiere decir que ha muerto defendiendo su vida.
 ¿Cómo están los reos que sobrevivieron?
Muchos están impactados, es como una terapia contar un poco lo que han visto, pero hay otros que guardan silencio.
 ¿Qué se debe hacer?
Tiene que haber una investigación seria para ver quiénes son los responsables. Hace algunos años dije: la cárcel es una bomba de tiempo. Hay que hacer un trabajo más serio.
 ¿Cómo se debería atacar el problema de fondo?
El hacinamiento es un problema grave. No faltan leyes, pero sí implementar las cosas. Es necesario que exista rehabilitación y reinserción laboral y familiar, y más agilidad en los procesos. El hacinamiento se va dando por la dejadez y no hay que vivir del crimen, de los privados de libertad y esto es rentable todavía.
 ¿Rentable?
Todavía se juega con esto, lastimosamente la gente no habla de esto porque tiene miedo de lo que pueda pasar con sus familias, pero hay gente que vive de los presos, basta con ver dónde hay corrupción, donde hay extorsiones, hay cadenas destructoras y hay que interrumpir eso, buscar la manera más adecuada. Creo que llegó el momento en que tenemos que sentarnos entre todos, escucharnos y ver qué procedimientos son los más adecuados para intervenir. El indulto de reclusos sirvió de muy poco, la Iglesia esperaba que muchos más se beneficien, pero no hay agilidad judicial 
La tragedia desnuda el fracaso de la justicia y de autoridades 
“Las cárceles en Bolivia, particularmente Palmasola, se rigen por un alto gobierno de los reos; por tanto, se reproducen las estructuras de poder, de coherción y violencia que se dan en la sociedad y se da la lucha por ese poder”, lamentó el sociólogo Guillermo Dávalos.
El profesional plantea: primero, la modernización de las cárceles, aunque se requieren  muchos recursos; segundo, la clasificación de reos para generar un sistema de cogobierno, y tercero, sacar a los menores de edad de la cárcel de adultos.
Para el exvicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, esta tragedia es el “fracaso de la justicia boliviana”, porque del total de encarcelados más de dos tercios no tienen sentencia. “Hay que hacer una verdadera reforma policial, no como la pantomima que se hizo en 2011, sino cambiar los códigos Civil y Penal para quitarles el sentido sancionatorio y darles otro enfoque como las formas de arbitraje y conciliación. También hay que despolitizar la administración de Régimen Penitenciario, no poner gente por lealtad al Gobierno ni al ministro de turno”.
Susana Higa, que desde hace 10 años es voluntaria en el penal, dice que es urgente tener una cárcel en mejores condiciones, desde el mismo prediario. “Con Bs 9 quién come desa-yuno, almuerzo y cena” 

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