jueves, 2 de mayo de 2013

El Deber editorializa. Asunto con sentencia. Se refiere a la salida del TC dándole vía libre a la reeleción de E.M.


Si bien la población –y sobre todo los políticos– no esperaban que el Tribunal Constitucional interpretara la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Política del Estado, de forma distinta a como lo hizo, lo cierto es que la sentencia ha causado un fuerte impacto entre los bolivianos. Ha quedado establecido, sin posibilidad alguna de apelación, que tanto el presidente Evo Morales, como el vicepresidente Álvaro García Linera, están habilitados para terciar en las elecciones generales del próximo año.

Para la gran mayoría de los ciudadanos estaba claro que la Disposición Transitoria Primera se había incluido en el nuevo texto constitucional para dejar constancia de que el presidente y el vicepresidente en ejercicio no podrían candidatear en una tercera instancia. De lo contrario, ¿qué sentido tendría haber acordado aquella disposición? Se la incluyó, expresamente, para que no se produjeran protestas, para preservar el Estado de Derecho evitando inestabilidad, para que se respetara la tradicional alternancia en el mando de la nación, y para no permitir que una sola persona intentara perdurar en el poder durante casi tres lustros.

El propio presidente Morales, seguramente que no muy confiado en sus posibilidades por entonces, expresó públicamente cuando se promulgaba la Carta Magna en 2009, que en aras de la unidad nacional y de la pacificación, admitía como su primer período el iniciado en 2006. No obstante, queda a la vista, que se trataba de una maniobra política y que el presidente no pensaba cumplir con su palabra. Ahora, por consulta sospechosa de la Cámara de Senadores, el Tribunal Constitucional expresa por intermedio de su presidente, que como se ha realizado una refundación del Estado se contempla un nuevo orden y que no hay contradicción. Simple e inadmisible afirmación.

Gran culpa de todo esto se debe atribuir al error de haber aceptado la elección de los tribunos por voto popular, cuando se sabía que, de antemano, habían sido seleccionados en la Asamblea Legislativa con absoluta mayoría oficialista. La sumisión de la justicia al poder político ha sido deplorable. Hoy todos los jefes opositores protestan por un evidente retroceso democrático, consideran inconstitucional el fallo, pero no hay duda de que la suerte está echada y que la estrategia montada desde el Órgano Ejecutivo se ha impuesto. Evidentemente, es una burla que ofende la buena fe de los bolivianos.

Consejo Editorial: Pedro F. Rivero Jordán, Juan Carlos Rivero Jordán, Tuffí Aré Vázquez, Lupe Cajías, Agustín Saavedra Weise y Percy Áñez Rivero

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