lunes, 29 de junio de 2009

peronistas perdieron mayoría en diputados y senadores, se le hará difícil a Cristina bajo influencia chavista y con pocos logros para los argentinos


Ya sin mayoría propia en Diputados, y en buena medida también en el Senado, el kirchnerismo parece estar obligado a variar su estrategia parlamentaria, tal vez la mejor manera de ayudarse a sí mismo y de contribuir a mejorar el clima político.

La derrota del oficialismo fue muy superior a lo esperado. No tanto por las cifras, sino por los lugares en los cuales fue derrotado el Frente para la Victoria. Como Santa Cruz, sin ir más lejos.

En todo caso, el reacomodamiento que a partir de este resultado se producirá en el Congreso de la Nación, no beneficiará, precisamente, al Frente gobernante. Aún no están dados los números definitivos, pero está muy claro que la pérdida de bancas en una cámara y en la otra del Parlamento obligarán al oficialismo a variar su estrategia: ahora, tendrá que abrir el diálogo y buscar el consenso no solo entre sus aliados sino también con la oposición.
No parece un escenario cómodo para un gobierno que dio muy claras muestras de su falta de apego a la vida parlamentaria. Pero es el escenario que habrá a partir de las próximas horas.

En Diputados, de los 116 legisladores propios que tenía hasta anoche, el FpV se quedará solo con 98. Y de los 21 aliados con los que contaba, ahora solo podrá recurrir a 17.En contrapartida, el fortalecimiento de la oposición es palpable.

El Acuerdo Cívico y Social tenía 61 diputados: ahora tendrá 76; el Pro, llevará a 25 las 14 bancas con las que contaba. El PJ disidente tendrá ahora 17 en vez de los 16 diputados de los que disponía y los bloques minoritarios, que eventualmente pueden auxiliar a la mayoría, ya ano tendrán 29 legisladores: ahora solo contarán con 24.

En el Senado el panorama no es mejor para las huestes de Néstor y Cristina: la bancada que lidera el rionegrino Miguel Ángel Pichetto tenía hasta ayer 40 senadores, los que desde hoy se verán reducidos a 36, con un agravante: dentro de ellos se cuentan los dos senadores de La Pampa que, según se dice, con Carlos Verna a la cabeza prometen hacerle la vida imposible al kirchnerismo, con el cual no comulgan.
Para sumarle problemas al oficialismo, el Acuerdo Cívico y Social incrementó de 16 a 23 sus bancas y el peronismo disidente mantuvo sus nueve escaños, mientras que bloques minoritarios, potencialmente aliados K, perdieron tres de los siete lugares que tenían.

Con semejante panorama, todo indica que el kirchnerismo tendrá que negociar prácticamente todas y cada una de las iniciativas que quiera impulsar. Los proyectos en los que pensar son muchos, aunque seguramente el oficialismo trate de votar varios de ellos antes del recambio de legisladores, el 10 de diciembre venidero. Pero también habrá que preguntarse con qué voluntad y con qué expectativas se desempeñarán aquellos diputados y senadores que ya saben que irremediablemente dejarán sus bancas antes de fin de año. Y cómo podrá pedirles que se esfuercen el mismo partido que deliberadamente los dejó afuera del juego, privilegiando alianzas o situaciones non sanctas que, para colmo, fueron un rotundo fracaso.

Aunque como en política nada, o casi nada, es como parece, tal vez la sangre no llegue al río. Tal vez algunos tengan un repentino ataque de modestia; otros comprendan que el Congreso es un poder independiente y no una oficina más del Ejecutivo y quizá otros cuantos reconozcan que se deben al pueblo que los votó y no al jefe político que les prometió el oro y el moro si juran levantar la mano o bajar el pulgar cuando se les ordene. (tal cual aparece en Hoy Bolivia)

El Congreso ya tiene su nueva conformación, más allá de que haya que esperar hasta diciembre para que el cambio votado ayer se haga efectivo. No estaría mal que los actuales legisladores comiencen a interpretar el mensaje popular.

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