lunes, 8 de junio de 2009

evo no es invencible. le quitan la mamadera de chávez y zas! san se acabó. sin plata no hay "movidas sociales", ni propaganda, ni abogados, ni juicios

Iván Arias Durán
El líder que necesitamos

“Aritméticamente y matemáticamente Evo Morales es derrotable, se le puede ganar en las elecciones” afirmó Víctor Hugo Cárdenas asegurando que el apoyo del 53% obtenido por Morales en las anteriores elecciones se redujo a un 30 y 40%. Aventurera? Mediática? Realista, la opinión de la ex autoridad?

Personalmente estoy convencido que el actual Presidente es vencible ya que su poder y liderazgo estuvieron, desde el principio, diciembre del 2005, limitados. Si bien el 54% expresa un importante respaldo, el país le dio dos mensajes. El primero que a nivel nacional estaba obligado a concertar (no obtuvo mayoría en el Senado) y, el segundo, que tenía que aprender a gobernar con los poderes regionales (entonces 6 departamentos fueron ganados por la oposición).

Sin embargo con el pasar de los meses y años Morales ha logrado posicionarse con la imagen de que después de él no hay nadie ni nada. Es tan fuerte el imaginario colectivo al respecto que uno se pregunta de dónde emerge tanta fortaleza y, sin dudarlo, la respuesta no se encuentra en las virtudes del gobernante sino en los defectos de sus opositores.

En este contexto me pregunto qué es lo que se necesita para que lo dicho por Cárdenas, no sea una declaración más, y se convierta en realidad. Mirando los pasados 27 años de democracia y los tres de gobierno del MAS saco algunas lecciones que me animo a compartir.

En los 27 años pasados (1982-2005) la revuelta y debacle udepista nos enseñó que eso de la democracia obrera o de los movimientos sociales como se denomina hoy, no funciona para construir país y que solo sirve para que un grupo de vivillos borreguése a los desposeídos para, a su nombre, medrar del Estado. También aprendimos que el manejo irresponsable, solo político, de la economía (dando bonos por acá y acullá) a larga tiene consecuencias que, otra vez, la pagan los pobres.

La instauración del 21060 y los años sucesivos nos permitieron transitar hacia una economía de mercado y un Estado de Derecho. Sin embargo, a pesar de los grandes avances que se produjeron, los mayores errores se dieron en el ámbito de la política y no tanto de la economía al extremo que el actual declarado marxista/leninista/comunista gobernante es el principal benefactor de las medidas neoliberales.

Descontando el 21060 y los acuerdos de 1992, los operadores políticos de la época se encargaron de minar, prostituir, corromper y socavar el avance democrático a través del copamiento de las instituciones, la prebenda, el asalto del erario publico y el uso del aparato estatal para destruir al oponente. Las mas importantes reformas de ese periodo no pudieron convertirse en Políticas de Estado porque, en la misma lógica del actual gobierno, cada nuevo gobierno armaba su kh´atu (mercado) y se aprestaba a refundar la República, desconociendo y destruyendo lo avanzado

Soberbios, insensibles, desconfiados, burócratas, mentirosos, sectarios, mezquinos, chatos de mirada y protectores de la corrupción, los operadores de entonces envilecieron la política y en su goce orgiástico engendraron el déspota que, a tres años de gobierno, ha demostrado ser un aventajado hijo/heredero de esa vieja forma de hacer política. Por ello, hoy no vivimos el comienzo de una nueva era, sino la continuación y profundización de la vieja crisis de Estado.

En este contexto será posible derrotar a Evo? Si el odio y la segregación son el caldo en que se cultivan hoy los poderosos, el que quiera llegar a derrotarlos debe blandir la espada de la paz, la reconciliación y la unidad. Debe tener los cojones para decir sin miedo que él quiere ser el Presidente y, como tal, visitar el Alto, reunirse con los movimientos sociales, ir a Santa Cruz y reunirse con los cívicos o visitar a los que están presos injustamente. No debe acomplejarse ante el pasado, ser el profeta del presente y erguirse como el constructor del Estado y la economía del futuro.

Debe hablar al ciudadano con sinceridad, combatir su lado oscuro y cultivar en él los valores democráticos y de emprendedurismo. El candidato que necesitamos deberá erradicar de su actuar y pensar los males de los operadores políticos del presente y del pasado para así asemejarse a Mandela y Lula antes que a Chávez y Mugabe.

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