jueves, 21 de mayo de 2009

por el amor al odio, no es literatura es la pasión de EVO por la confrontación, por la violencia, por la venganza, por las bajas pasiones. Dante Pino

Los sucesos de La Calancha en Sucre son difíciles de olvidar. Las heridas son profundas, como profundo es el desencuentro social que vivimos. Se sacrificaron vidas y se humillaron a personas. Es que el holocausto provoca, y la ira se agita para buscar venganza. ¿No estamos girando entre la ira y la venganza continua?

El primer deber de un buen gobierno es buscar la paz y la armonía entre los pueblos. Para ello se requiere estar por encima de las pasiones, por encima de las odios no importa cuan profundos sean. Pero es intolerable, inaudito que sea precisamente el gobierno quien origine, provoque y desarrolle acciones que demuestran su desprecio por la vida, por las personas y por los pueblos. Chuquisaca no se merece el desplante y la afrenta de que está siendo objeto.

Con un cinismo sin límites, el señor Llorenti comunica al pueblo boliviano que el gobierno no asistirá a los actos oficiales convocados para recordar los 200 años del grito libertario de mayo, porque “es difícil olvidar” He aquí una justificación baladí, fría y sin sentido de la responsabilidad.

En aras de la dificultad, para olvidar, que tiene el gobierno convoca y financia una manifestación de indígenas que, harán otro acto, ajeno al de las instituciones mandadas por ley y que se dice desembocará en un ingreso a la plaza 25 de mayo, con el fin de “recordar” lo que no se puede olvidar. Es decir con el propósito de vengar lo sufrido.

Si es el gobierno la fuente de donde nace la violencia, lo demás no importa. Todo será consecuencia de esta política desatada desde la Presidencia de la República. Y si esto sucede no tendrán autoridad moral para acusar a nadie.

El pueblo chuquisaqueño se ha mostrado en estos años de democracia como un pueblo pacifico, respetuoso, y acogedor, un pueblo que sabe luchar para conseguir su desarrollo y progreso. Fue la fuente y origen de las ideas libertarias, de las propuestas geniales para descubrir la chispa que encendería la libertad y difundir sus preceptos con absoluta convicción en ellos. Pero nunca el origen del odio entre hermanos.

Por eso duele la afrenta gubernamental, por eso lastima y lacera a un pueblo que quiere mejores días para todos sin distinciones de ninguna clase. Y en vez de colaborar con estos ideales, el gobierno se empeña en destilar violencia para luego acusar políticamente.

No hay razón para lo que se viene. Como no sea por el amor al odio.

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