martes, 11 de agosto de 2009

Chávez está buscando una confrontación, menos mal que su "Vientos de Guerra" lanzado como reto no ha tenido eco en Ecuador. Cristian Leyton de L.Terce


¿Vientos de Guerra?

Con esa frase, Hugo Chávez, se está encargando de poner en lo más alto del tapete público internacional el tema de la presencian de los EE.UU. en la región, en específico en Colombia. Militarizar la diplomacia es una buena jugada del caudillo chavista. Denunciar, justo en momentos en que se traspasa la presidencia de UNASUR a Rafael Correa, una hipotética incursión militar colombiana en territorio venezolano aumenta, logicamente, la presión sobre elrégimen cafetero, pero sobre todo, posiciona el liderazgo político del chavismoentre sus seguidores del ALBA. En este sentido, no sería Ecuador quién toma el control efectivo de UNASUR y del Consejo de Defensa Sudamericano, sino que la Venzuela chavista.

Un aspecto aparece como central: Colombia se ha constituido, indirectamente, en un instrumento de política exterior al servicio del régimen de Hugo Chávez. Los EE.UU. con la idea de incrementar su presencia en suelo colombiano no han hecho más que ayudar a encender la mecha que permite a Chávez alzarse como el faro que ilumina, con retórica y acciones altamente mediáticas, el camino hacia la expulsión de la presencia de los Estados Unidos en la zona. Ese es su objetivo final.

¿Vientos de Guerra? No es una sorpresa constatar el incremento del gasto (o inversión) en material bélico en el espacio regional. Es un hecho de la causa.La problemática radica, más bien, en las fuentes que estimulan y alimentan ese proceso de adquisición, y las doctrinas del uso de la fuerza operacionalizadas por los distintos países. En este sentido, Colombia, y el Gobierno del mandatario Uribe instituyeron un peligroso antecedente con el ataque a un campamento de las FARC en Ecuador. Más allá de lo legítimo o no, una lógica “preventiva” fue puesta en práctica, lo que constituye un hecho sin precedentes en el espacio sudamericano. No por nada Chávez acusa a Colombia de estar convirtiéndose en el “Israel de Sudamérica” (imagen hasta ese momento era asociada a Chile).

Presenciamos una reedición "sudamericana" de la extinta Guerra Fríaentre los EE.UU. y la URSS.

Un esquema de Guerra fría en nuestro vecindario que debería llevar a preguntarnos sí todos los elementos que conllevaron a aquella conflagración podrían repetirse, incluso una carrera armamentista que arrastre a toda la región bajo la lógica del "efecto dominó".Sorpresivamente dos actores aparecen en escena, los EE.UU. vía Colombia y Rusia vía Venezuela. Da para pensar...

El conflicto entre Caracas y Bogotá, posee asimismo una característica especial, que es donde radica, a juicio personal, la principal amenaza de un posible uso de la fuerza directa: las FARC aparecen como una extensión del chavismo en territorio colombiano, una capacidad de proyección real y efectiva de la fuerza del movimiento bolivariano en el corazón mismo de un Estado que se opone a la estratégia y la política de exportación del chavismo en Sudamérica. Por otro lado, Colombia también posee otro actor que interfiere en sus asuntos internos, no obstante que lo hace desde una lógica benigna: los EE.UU. Hugo Chávez, por su parte, constituye un tercer actor en el conflicto colombiano. Condiciones que fragilizan el escenario.

Los “vientos de guerra” a los cuales hace alusión Chávez responden hoy en día, más que todo, a una guerra mediática, de imágenes y de percepciones, más que de un conflicto real, físico. El mandatario ya nos tiene acostumbrados a esos llamados de atención, lo hizo en Bolivia frente a su crisis institucional, lo hizo frente a Honduras y ahora lo hace, en el momento justo frente a Colombia.

No obstante ello, nada nos dice que Hugo Chávez no transformará sus amenazas en hechos concretos, pero ese momento aún no llega. Los procesos de absorción de las nuevas capacidades bélicas venezolanas se lo impiden, pero nada ni nadie nos dice que en el mediano plazo los tambores de guerra no lleguen a sonar.

Mientras tanto, el chavismo se servirá, durante todo un año, del UNASUR, incrementando la polarización del conjunto de Sudamérica y poniendo en aprietos a Brasil, y sobre todo, acumulando las condiciones para que esos "vientos de guerra" se materialicen, al menos, en su aspecto de amenaza latente...

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