lunes, 5 de julio de 2010

felicitar a El Dia que se viene ocupando con frecuencia en puntualizar la consistencia del régimen que nos gobierna. (ver nuestro comentario al pie)

Autonegación del MAS

Editorial de El Dia de S.C. Bolivia

El MAS se ha ocupado en cuatro años y medio de reforzar su legitimidad en base a una milimétrica y esmerada definición de sus enemigos: el blanco, el oligarca, el terrateniente, el neoliberal, y durante todo este tiempo ha tenido el monopolio exclusivo para determinar a los “buenos” a los “malos” de este país. A estos últimos los ha bautizado como vendepatria, terroristas, separatistas, golpistas, conspiradores, vendidos al imperio.
En esa línea el Gobierno contribuyó como en ningún otro periodo a la confrontación entre bolivianos, lo que ha exacerbado de manera dramática la desagregación social del país, ahora dividido entre múltiples facciones que, a su vez, se despedazan y se van desintegrando a medida que el oficialismo hace circular el miedo y la desconfianza entre los que ayer parecían cohesionados.

Ese espíritu disociador fue plasmado en la Constitución Política del Estado, más que una norma fundamental, un instrumento para salir de una coyuntura política, para encaramarse en el poder y construir un Estado carcelario. El Gobierno nunca tuvo intenciones de cumplir esa carta magna, la viola a cada instante y ahora ni siquiera quiere leerla y se molesta con quienes lo hacen.
Hace bien el presidente Morales en llamar “sindicato” a la Asamblea Plurinacional, un espacio que supuestamente debía ser representativo de la diversidad cultural y étnica del país, pero que se ha convertido en una amalgama perversa de autómatas que están construyendo un Estado ausente, inalcanzable y de utilidad sólo para ese pequeño círculo que rodea al caudillo. Tampoco es casual que el Primer Mandatario insista en comprarse un avión. Necesita seguir de gira, reforzar el icono indigenista que comienza a desdibujarse, tratar de demostrar con su presencia en ciertos lugares del país, que el Estado existe, porque el Estado es nada más que él. Mientras tanto, hay viceministros que afirman que no pueden enfrentar el contrabando o que se rinden ante el problema de los accidentes de carretera. Y la sequía parece ser un problema de privados.
Al MAS sólo le interesa conservar el Estado que le ayude a perpetuar su poder, mientras que desecha descaradamente al Estado que reconoce derechos, que tiende a la inclusión social y que supuestamente debía configurar la plurinacionalidad con la que tanto se machacó. Es tal el grado de autonegación en la que incurre el oficialismo, que ahora pretende recurrir a la expulsión de los nuevos “malos” –los indígenas del oriente boliviano-, a los que acusa de ser vendidos al imperialismo, pese a que éstos fueron los que le prestaron bandera y discurso.
La marcha de los indígenas está amenazada, no sólo por un ministro enajenado que les ofrece huasca, sino por grupos que parecen ser los únicos que tienen carta de ciudadanía asegurada en el Estado instrumentalizado por el MAS. Cocaleros, colonizadores que actúan como grupos de choque y milicianos disfrazados de movimientos sociales son, por ahora, los que ayudan a mostrar el verdadero perfil de este “proceso de cambio”. Más tarde, aseguran algunos, comenzarán a divisarse con claridad los otros “sectores” afines al MAS, los otros “sindicatos”, que seguramente estarán ligados a la Pachamama y no precisamente para cuidarla y preservarla, sino para servirse de ella.

El Gobierno va tamizando a los sectores que le dieron discurso y bandera. De a poco adquiere otro perfil y nuevos aliados.

Comentario al artículo editorial: En efecto es un grupículo como diría Oscar Lora del POR, o Guevara Arze del MNR, una élite de blancoides y uno que otro mestizo como el propio Evo Morales los que siguiendo al pie de la letra el manual cubano de perpetuarse en el poder sin legimitimad se han adueñado del poder en Bolivia. Este grupo llevó adelante los actos electorales pretendiendo legitimizar la posesión de los distintos órganos que controla a su arbitrio. Lo sabemos todos y El Dia, lo ha repetido hasta el cansancio, pero hace falta profundizar el concepto, mostrar con una lista indesmentible quiénes detentan el verdadero poder que se ha encaramado en las instituciones como fuerzas armadas y policías, y aduana y bancos y prensa y partidos creando células a las que imparte instrucciones secretas y no tan secretas que se tiene que cumplir.Un laboratorio de "denuncia pública" tendría que ponerse a funcionar en forma clandestina para dar a conocer los nombres, las actividades y las remuneraciones que están recibiendo al estilo de los "bonos de la lealtad" con que la dictadura de G.Mesa recompensaba a sus adláteres y compraba su lealtad.

Desde luego no es todo el Gabinete, desde luego no es todo el aparato Judicial, desde luego no es todo el Parlamento, ni todas las fueras armadas, ni toda la policía. Los nombres son importantes y no pueden ser muchos, quizá 40, 50 incondicionales mestizos y algunos blancoides que se encargan de "lamerle las botas" al mandamás, lo endiosan "lo adoran como diría un miskýsimi bien conocido. Talvez ha llegado el momento de pasar de la denuncia generalizada y harto repetida a la identificación de los enemigos del pueblo que están trabajando para eternizar un régimen al estilo caribeño formando "expertos en el espionaje, el control político, la sujeción del pueblo y la simple y llana desaparición de sus auténticos líderes"

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