jueves, 12 de septiembre de 2013

se refiere El Deber al triste aniversario de los sucesos en Porvenir. tanto odio, tanta venganza de quienes movieron los hilos ocultos para desbaratar la autoridad de Leopoldo Fernández. Quintana es el culpable.

El 11 de septiembre ha sido elegido por el destino como aniversario de hechos lamentables en varios países: el golpe militar de 1973 en Chile o la demolición criminal de las torres gemelas de Nueva York por un acto terrorista en 2001. Y en Bolivia, es el aniversario de un enfrentamiento entre bolivianos que dejó al menos 13 muertos en 2008 en un lugar que, paradójicamente, se llama Porvenir, en Pando.
Los actores de aquel momento coinciden en que, en el fondo, las cosas llegaron tan lejos por una confusión, consecuencia de un perverso malentendido. Un departamento boliviano, donde se repiten situaciones políticas similares a las que en Brasil se llaman los ‘coroneles’, por sus caudillos que permanecen por mucho tiempo, fue escenario de estos hechos. El resultado real de aquella desgracia fue que en Pando el partido de gobierno, el MAS, ha desplazado en influencia a la corriente que representaban el prefecto Leopoldo Fernández y el Comité Cívico.
Militantes de la corriente tradicional enfrentaron en Porvenir a campesinos y estudiantes movilizados por manos ocultas desde otras regiones. Los actores dijeron, en un amplio reportaje de EL DEBER, que el desenlace sangriento fue un accidente que no había sido previsto, ni tiene todavía explicación. Los que llegaban no querían, dicen los testigos, ni atacar ni matar a nadie, pero que las cosas salieron de cauce y terminaron en la matanza. El asesinato de un ingeniero de la Prefectura pandina fue el detonante de esta tragedia, según recuerda la viuda. Si es que hubo alguna mente que hubiera urdido todo esto, estará ahora haciendo un balance triunfalista, porque logró el propósito de erradicar de Pando una corriente política muy arraigada en su sociedad. Los que planificaron la defensa de Cobija quizá admitan que algunas de sus decisiones estuvieron equivocadas, sobre todo aquellas que hicieron casi inevitable el enfrentamiento.
Y luego viene la justicia, la justicia boliviana, es decir, la peor forma de la justicia que se puede concebir. Cinco años sin dar resultados. Leopoldo Fernández fue tratado con saña por quienes administran el régimen penitenciario, como añadiendo oprobio a la derrota política. Con tanta propaganda, con tantos mensajes de odio, como los que pronunció un conocido ministro, la opinión pública recuerda la masacre de Porvenir como un hecho que, planificado o no, calculado o no, ha incorporado métodos sanguinarios a las prácticas políticas de los bolivianos
Consejo Editorial: Pedro F. Rivero Jordán, Juan Carlos Rivero Jordán, Tuffí Aré Vázquez, Lupe Cajías, Agustín Saavedra Weise y Percy Áñez Rivero

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