En esto de cambiar de bando, de volverse oficialista y pasar a engrosar las filas “proceso de cambio”, las cosas no son nada fáciles. Para una alta autoridad departamental, por ejemplo, ha significado admitir que sus verdaderos adversarios en realidad habían estado en Santa Cruz y que el Gobierno no había sido tan malo como se pensaba.
La mencionada autoridad tendrá que demostrar que quienes le iniciaron una serie de juicios en su contra no fueron los operadores políticos del MAS, sino agentes del proceso autonómico (“frentes internos”), que a su vez han sido también blanco de persecución, de juicios y toda una serie de acciones hostiles. Está complicada la figura, tanto que tal vez Santa Cruz tenga que cambiar de rol en el mapa político nacional.
Cualquiera que observe el panorama del oficialismo podrá advertir que los principales críticos y opositores ahora están en La Paz, la única ciudad que se ha parado fuerte en el conflicto por el Censo 2012. Habrá que ver si la sede de Gobierno pasa a ser la zona de persecución y Santa Cruz se transforma en el “campo de concentración” que en su momento fue la capital del Illimani. Todo indica que en nuestra querida ciudad “autonomista y rebelde” hay quienes están preparados para ese enroque.
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