sábado, 20 de agosto de 2011

seguramente que nos vamos a ir refiriendo a menudo al gran acontecimiento social y religioso que vive Madrid con la visita del Papa Benedicto, valga hoy el texto de OPINION que puntualiza:

La visita del papa Benedicto XVI a España se realiza en un momento difícil para ese país, que enfrenta una crisis económica aguda, el paro laboral y condiciones políticas cambiantes, algo parecido a lo que está aconteciendo en varios países europeos. La llegada del Papa coincide también con la protesta de los denominados “indignados”contestatarios a las políticas gubernamentales a cuyos ejecutores les endilgan los males sociales y económicos que soporta, a decir de ellos, la mayoría de la población, mientras que las cúpulas gobernantes usufructúan del poder con gastos del erario nacional.

Sin embargo de esa situación, el Papa ha sido recibido por miles de peregrinos y católicos que lo han ovacionado y escuchado en su mensaje, pero también le han acompañado en su agenda por la tierra española. Una característica del primer discurso de Benedicto XVI ha sido su carácter enmarcado en la fe religiosa sin ingresar a consideraciones o críticas políticas aunque en su segundo día se ha referido a los abusos de una ciencia sin límites más allá de ella misma, “hasta el totalitarismo político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior al mero cálculo de poder”.

Los laicos rechazaron la visita del Pontífice porque representa un gasto considerable en momentos de crisis económica que golpea a la población. Sin embargo, los costos eran ineludibles en atención a un compromiso de ese país para la Jornada Mundial acordada con el anterior papa Juan Pablo II.

Las palabras del Papa desde la tradicional Plaza de Cibeles han sido duras contra los que reniegan de la religión católica para abrazar el laicismo. Ha sido crítico contra los que “se contentan con seguir las corrientes de moda y se cobijan en el interés inmediato, olvidando la justicia verdadera, o se refugian en pareceres propios en vez de buscar la verdad sin adjetivos”. Otra vez, como ya lo hizo cuando asumió su Pontificado, el Papa arremetió también contra el relativismo moral que azota a Europa en general y a España en particular. La alusión ha sido directa contra el creciente número de agnósticos y ateos en el país que visita. "Sí, hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos", "Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias".

Probablemente el eco de las palabras de Ratzinger se sientan en estas nuestras latitudes donde en términos de la fe católica existen realidades similares que en sus causas y efectos podrán ser explicadas por los sacerdotes y los jerarcas de la Iglesia. Bolivia recibió hace 23 años al papa Juan Pablo II quien difundió mensajes durante los cinco días, entre el 10 al 14 de mayo de 1988, exhortando a los creyentes en la fe católica a convertirse en “sembradores de justicia y esperanza”. Desde esa fecha al presente el país ha experimentado profundas transformaciones a partir de la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado vigente, que en su modelo de Estado, expresa que respeta y garantiza la libertad de religión y de creencias espirituales de acuerdo con sus cosmovisiones y declara que el Estado es independiente de la religión. Una nueva realidad que, en su laicismo, no afecta a una población mayoritariamente católica, aunque las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia católica se han desarrollado en un ambiente de distanciamiento y tensiones.

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