miércoles, 25 de marzo de 2009

de amenaza en amenaza, de chantaje en chantaje transcurre la vida de los bolivianos. hasta cuándo?


La incesante amenaza del masismo
Mauricio Aira

Cuán saludable sería para el cronista dedicar su atención temas constructivos, entretenidos, que ilustren la mente y eleven el espíritu, sin embargo obligados como estamos a seguir el desarrollo de la vida nacional sea a través de lecturas, de secuencias noticiosas de trasmisiones de radio, no podemos soslayar de ocuparnos de la amenaza que pende sobre la vida de los bolivianos merced al régimen terrorífico que se ha posesionado del poder.

La violencia ha sido una constante desde 10 años antes de las elecciones del 2005, para bloquear caminos, asesinar policías y evitar la investigación, para tumbar un gobierno tras otro, para hacerle la vida imposible a las autoridades y especialmente según nos lo van descubriendo sendas publicaciones, para intimidar al pueblo que cansado de tanto sobresalto, esperanzado en que elegir a Evo Morales significaría un período de paz y armonía, le dió su voto rendido de cansancio y agotado de tanta agitación y sobresaltos.

Subido al árbol del poder lejos estuvo de cumplirse la esperanza de paz y trabajo, más al contrario en los tres años siguientes se ha institucionalizado el método y ahora merced a la ingente cantidad de petro-dólares entregados por Venezuela, se han formado grupos de choque dispuestos siempre a imponer el chantaje sea a la oposición, a grupos disidentes, a los otros poderes, al movimiento cívico y aún a gobiernos extranjeros y forzarlos a cumplir sus designios, el ejemplo citado por Gonzáles Scott vale cuando para obligar a los Estados Unidos autorizar la venta de aviones de caza (De la república Checa a Bolivia) se pretexta que serán usados para el control del narcotráfico. Cuando Villegas de YPFB acusa a Brasil de estar incumpliendo los acuerdos al reducir sus compras de gas. Cuando San Miguel acusa a la Suprema de prevaricato, retardación y negación de justicia y la chantajea con un juicio a su presidente. Chantaje contra Victor Hugo Cárdenas promoviendo por un lado la expropiación de su casa, y cerrando los ojos antes los ejecutores del asalto a la propiedad privada. Cuando se apela a organismos internacionales para legalizar atropellos como el de Cobija, o cuando se quiere evitar que Santos Ramírez denuncie a los otros grandes culpables del mayúsculo escándalo de corrupción en Yacimientos, del que todavía no se recupera la ciudadanía.

En fin el terror y el chantaje que logró con su nueva CPE, que incumple igual que la anterior, cuando amenaza al Congreso con un cerco y obligarle a suscribir otra ley para legitimizar las elecciones de diciembre venidero. El régimen se fundamenta además en militares y policías adictos que permiten que los “santucos” (seguidores de Santos Ramírez y Torrico), los “ponchos rojos” del vicepresidente García Linea, “los cocaleros” bajo directa dependencia del mismísimo Presidente, de “los alteños” constituído por contrabandistas, malentretenidos y desocupados crónicos. Todos ellos recurren al castigo físico, chicotazos o linchamientos, y el síquico que atenta contra las libertades de expresión, de imprenta, y de los derechos humanos como felizmente se va denunciando con hechos concretos e innegables.

Provoca la verguenza nacional el destape de actos corruptos vinculados con la podredumbre humana de prostíbulos y proxenetas, de la venta de cocaína en la cárcel de San Pedro, de la masacre blanca provocada en reparticiones públicas a título de ofrecer puestos de trabajo a grupos masistas incondicionales al caudillo de turno, los motines de sargentos, suboficiales y clases de la Policía Nacional, reclamando mejores condiciones de vida y trabajo, el movimiento de importadores de ropa usada (llámese contrabandistas) contrastado por los fabricantes y pequeños industriales de ropa nacional, de cientos si acaso no de miles de importadores de vehículos usados, con los que no consigue ponerse de acuerdo, y el descontento de propietarios de buses y automóviles de alquiler que quieren actualizar los precios del transporte ante las alzas de la carestía de vida. En fin, la lista de los problemas existentes que la Administración pretende resolver por la vía del chantaje y del terror es interminable.

La amenaza no cesa por lo que el Senado, los organismos de DDHH, la Cruz Roja Internacional, de NNUU, y otros deberían convocar a la prensa mundial para convertirse en testigos de la violencia anunciada, como el cerco al Congreso. Existen ONGs y cuerpo de voluntarios para hacer de escudos humanos y proteger la vida de los legisladores amenazados, para poner al descubierto sus maniobras y métodos de acción. Es hora de alertar sobre la extinción de la democracia en Bolivia y el inicio de una autocracia con el señalado propósito de enmascarar la verdad de los orígenes profundos de la corrupción gubernamental y preparar acciones distractivas hasta lograr la reelección del binomio Morales-García Linera. No podemos olvidar no obstante el grito lanzado en Santa Cruz. No más fraude. Basta Ya!

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