jueves, 30 de julio de 2009

no pasa día sin que Evo acuse de haber sido malinterpretado. "me han tergiversado" afirma. tiene cansada a la gente que escribe y descifra su speech

Que el cojo no le eche la culpa al empedrado por Zoe

Los gobernantes con frecuencia atribuyen sus metidas de pata a supuestas “tergiversaciones” de la prensa. Eso ocurre ahora y ocurrió también en el pasado. Iván Canelas, el actual portavoz gubernamental, quien fue periodista y también dirigente del gremio, sabe mucho de esto.

Desde luego que si lo sabe pero como asalariado del gobierno prefiere desviar la mirada y justificar su salario intentando dar un mínimo de coherencia a los frecuentes dislates que lanza su jefe Evo Morales, que sumados pueden ocupar tomos enteros si es que a alguien se le ocurre, algún día, escribir una “Historia del disparate”.

imageimageIván Canelas (izq) acusó a los medios de “descontextualizar” las declaraciones del presidente Evo Morales. (fotos Abi)

Es sabido que los periodistas que tienen la mala suerte de estar encargados de la cobertura informativa del palacio de Gobierno, se ven en figurillas para armar una nota medianamente coherente sobre las declaraciones de Evo. Tratar de decantar lo que dijo de lo que en realidad quiso decir es una tarea de titanes.

Evo no habla quechua ni aymara y el castellano lo tiene como el más grande e inmotivado de sus agresores. El castellano jamás le hizo nada pero Evo lo maltrata y lo vapulea sin misericordia alguna.

Y no es que pretendamos darnos de puristas del idioma o académicos de la lengua, es que Evo, con su peculiar estilo, lo que hace es forzar hasta el límite la capacidad de interpretación, no solo de los periodistas sino de sus propios colaboradores, incluido Iván Canelas.

El portavoz resultó patético en su intento de descifrar lo que quiso decir Evo y negar que este haya propuesto un referéndum sobre el tema de la coca. Si leemos las declaraciones textuales del presidente ynos introducimos en los arcanos de su pensamiento y su lenguaje no hay nada que nos impida suponer que existe una alusión directa a la posibilidad de convocar a un referéndum sobre la coca.

No se trata de una interpretación malintencionada, producto de una inconfesable acción opositora promovida por los “oligarcas”. Se trata simple y llanamente de una consecuencia de la imposibilidad material de dar, no una interpretación, sino hacer una lectura cabal de lo que Evo quiso decir, en esta como en otras oportunidades.

El vocero del gobierno y el resto de los jerarcas del poder ejecutivo debieran entender que el problema no son los periodistas, ni los medios de comunicación, ni las noticias que se publican, el problema es la arbitraria lengua de Evo Morales y su ostensible déficit en el manejo del único idioma que habla, el castellano.

Eso nos lleva a inferir que el método más adecuado para escudriñar en lo que quiso decir el presidente, sería alejarse del terreno de lo racional y buscar sistemas más originarios y ancestrales como leer en coca.

Sin embargo, estamos seguros que ni las 20 toneladas que aportarán los cocaleros del Chapare para la campaña del “compañero Evo”, serían suficientes para desentrañar esos lugares recónditos, intrincados, oscuros y misteriosos que existen en el pensamiento y en el lenguaje del presidente “indígena”.

Por tanto, ante lo descomunal del empeño, de entrada nos damos por vencidos y dejamos la tarea al portavoz, que, finalmente, para eso le pagan.


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