jueves, 4 de abril de 2013

Pajaritos en la cabeza. la crítica de El Deber, a la situación actual.


En la Venezuela  pos-Chávez, la superstición toma partido en las elecciones del 14 de abril para completar el periodo presidencial 2013-2019, tras la muerte del líder de la revolución bolivariana. Ocurre que el candidato oficialista y actual presidente a cargo, Nicolás Maduro, ha asegurado que el desaparecido Hugo Chávez se le apareció en forma de un “pajarito chiquitico” mientras oraba en una pequeña capilla.  La avecilla, según Maduro, revoloteó tres veces sobre su cabeza y lo bendijo para que arrancara la campaña electoral frente al opositor Henrique Capriles, aunque el aleteo ha hecho acortar a menos de 11 puntos la distancia entre ambos en las encuestas. Con la ‘bendición’ de Chávez encarnado en un pajarito, Maduro espera tomar aire antes de los cruciales comicios.
Por estas latitudes donde sube la espuma por las derivaciones del caso Rózsa, bandadas de pajaritos parecen revolotear buscando anidar en las cabezas de influyentes autoridades del Estado Plurinacional que, sin ruborizarse, vienen incurriendo en frecuentes y grotescas   contradicciones. El desconcierto oficial es tal tras desvelarse el contenido de los audios con la supuesta voz del fiscal ‘investigador’ Marcelo Soza, que volvió como de la nada a la truculenta escena después de abandonar el proceso en una misteriosa desaparición hace 13 días. Provocando una suerte de terremoto en el caso como cabeza de la investigación, Soza entabla comprometedores diálogos que dejan traslucir la trama oscura de ‘terrorismo y separatismo’ instrumentada con cálculo político contra Santa Cruz, sus principales instituciones y cabezas visibles de la oposición. “Se cae el caso (Rózsa), se cae el Evo”, se escucha decir en parte de los audios atribuidos a Soza, quien se niega en redondo que correspondan a su voz, a despecho de sendos peritajes técnicos realizados en el exterior y que prueban todo lo contrario. Un nuevo audio asegura que en el caso se involucró a un ex dirigente cívico cruceño y que los mercenarios muertos en el hotel Las Américas no fueron víctimas de un tiroteo con fuerzas policiales, sino que los eliminaron y que de los impactos de bala en las paredes para simular fuego cruzado, se ocupó un perito en balística de la Policía boliviana.
Y así, mientras pajaritos revolotean en cabezas de ministros, policías y fiscales que un día dicen una cosa y después se contradicen, también les llega la mala hora de Marcelo Soza ante el inminente derrumbe de una de las más grandes y escandalosas patrañas de la historia nacional.
Consejo Editorial: Pedro F. Rivero Jordán, Juan Carlos Rivero Jordán, Tuffí Aré Vázquez, Lupe Cajías, Agustín Saavedra Weise y Percy Áñez Rivero

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