jueves, 18 de septiembre de 2014

otra versión de la matanza en El Abra.4 muertos, 11 heridos algunos de gravedad, lo extraño, cómo poseían armas de fuego y municiones,asustaban a los guardias, aunque en el fondo el Jefe de cárceles y altos policías estaban metidos en el delito de extorsión y maltrato y explotación a los reos

Ayer a las cinco de la madrugada, más de 500 internos de la cárcel El Abra se amotinaron y encendieron fogatas en los bloques para protestar ante una nueva requisa en el penal y exigir que los periodistas puedan escuchar sus denuncias.

La requisa tenía la intención de buscar cualquier tipo de arma para prevenir un nuevo enfrentamiento y brindar seguridad a los cuatro fiscales y cinco peritos que someterán a pruebas de absorción atómica y luminol a todos los internos para esclarecer quiénes participaron de la matanza del domingo pasado. 

Iván Castro Gamboa, alias El Iván, rompió el acta de la votación en la que él resultó elegido como nuevo delegado de El Abra y reveló que no le interesa el poder en el penal, pues está a punto de salir en libertad. 

“En la prensa salió que yo soy el autor de la matanza. ¿Cómo puedo ser yo el autor si hace 15 días tramité el beneficio de redención? Estoy por salir del penal ¿Cuál pugna de poder? Yo no acepto ser sospechoso ni ser trasladado, no tengo interés en ser delegado y delante de ustedes estoy presentando mi renuncia, ya no soy más delegado de este penal”, declaró. 

Un interno, que presenció la balacera, contó una versión distinta de la que publicó ayer este diario, de otro recluso.

“Yo estaba de encargado de la limpieza en la fiesta, caminaba por el contorno del patio cuando se oyeron disparos y se apagaron las luces. El control de las luces está detrás de una reja por los talleres, me imagino que saltaron esa reja y se quedaron ahí. La señal parece que eran los disparos porque, luego de dos tiros, las luces se apagaron”, relata. 

El interno corrió en busca de un refugio pero todo estaba cerrado. “Estaba oscuro, todos corrían en diferentes direcciones, unos encapuchados seguían disparando y yo me topé con el cuerpo de El Tancara en el piso y más allá el de El Pilas, ya estaban muertos. La vi a Romina, la mujer de Tancara, que hacía ruidos como si se estaría ahogando y su blusa (estaba) llena de sangre. Con mi compañero la auxiliamos y llevamos hasta la puerta de los policías y gritamos pidiendo auxilio, no nos abrían”.

Finalmente, luego de mucho insistir, un efectivo aceptó abrir la puerta rápido para evacuar a la mujer. “Yo volví adentro, quería refugiarme en la iglesia, pero hallé a doña Margarita, la que vende comida, tirada ensangrentada, también la ayudamos llevándola con los policías”, cuenta.

El interno retornó al patio donde la matanza continuaba. “No fue un enfrentamiento, tomaron de sorpresa a todos, uno trataba de defenderse, pero seguían los disparos. El Iván pasó cerca de nosotros gritando: ¿qué está pasando?, ¿quiénes nos están matando? Nadie sabía quiénes eran, muchos internos se habían encerrado en los bloques y no abrían las puertas”, dice. 

Según este interno, los delegados trataban de buscar bates “donde siempre los guardan”, cuando Sergio Arze Araníbar, alias El Lucifer, que no estaba encapuchado, sacó un arma de canguro y empezó a disparar “como loco”.

“Apuntaba hacia los delegados y yo no entendía nada porque El Lucifer era delegado de disciplina de El Tancara y parecían llevarse bien. No sé si estaba drogado y se confundió, pero cuando el Johnny Villarroel quiso calmarlo y quitarle el arma, le dio varios tiros a él, uno de los disparos le llegó al Bejarano que corría. Con los nuevos lo auxiliamos, le hicimos un torniquete en la pierna y lo llevamos hacia la puerta de los policías, tuvimos que romper la malla y arrojarlo por ahí para que lo evacúen también”, relata. 

Mientras el testigo hacía esto, presume que a El Lucifer se le terminaron las balas y fue capturado por los internos que salían de los bloques. “A El Lucifer lo ha linchado la población, todos creen que era el cómplice de los encapuchados y por eso lo mataron”, asegura. 

El cadáver de Sergio Arze fue el que más daño sufrió. Tenía la espalda llena de enormes y profundas heridas de cuchillos y machetes. Un lado del cráneo estaba destrozado y su cuerpo, cubierto de sangre. “El Lucifer se murió en su propio infierno”, dijo el testigo. 

Nadie dice por dónde entraron o salieron los encapuchados. Unas vecinas le dijeron a este diario, el lunes, que vieron a un encapuchado entrar a la cárcel desde la calle, pero no sabían si salió del penal. 

Otro interno sostuvo que no existen pugnas de poder en El Abra y lanzó, como hipótesis, que el Lucifer traicionó a El Tancara por un “lío de faldas”. “Parece que tuvieron un problema porque Tancara se metió con su mujer de El Lucifer”, declaró en un intento por desviar la atención de las pugnas por el poder económico y el dominio de El Abra. Sergio Arze era el padre de tres niños: dos pequeñas de 5 y 4 años con una expareja y un niño de más de un año, de la relación que mantuvo hasta su muerte. 

Defensor del Pueblo confirma abusos a chilenos

El defensor del Pueblo de Cochabamba, Andrés Cuevas, confirmó ayer a este diario que tres jóvenes chilenos, imputados por el delito de hurto, sufrieron la violación de sus derechos en el sistema carcelario boliviano, tal y como denunció el padre de dos de ellos. 

El cónsul general de Chile en La Paz, Milenko Skoknic, se comunicó con el defensor del Pueblo de Bolivia, Rolando Villena, para pedir su intervención en favor de sus compatriotas. En una carta oficial, Skoknic agradece a la institución “por concretar el traslado del recinto penitenciario de tres nacionales chilenos que estaban recluidos en El Abra de la ciudad deCochabamba. Deseamos reconocer su disposición y deferencia para brindar protección a estos ciudadanos chilenos”. 

GESTIONES Según Cuevas, hicieron gestiones defensoriales ante el gobernador de El Abra, Yuri Duk, para que los jóvenes fueran aislados con carácter preventivo y así garantizar su integridad física. 

También canalizaron las evaluaciones médicas forenses. Si bien el médico forense que examinó a los jóvenes concluyó que no sufrieron vejaciones sexuales, las sospechas de los padres de los jóvenes es otra y planeaban someter a sus hijos a pruebas forenses en Chile. 

Mitchel Portilla, el padre de dos de los detenidos anunció que presentará una denuncia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por los abusos y extorsiones que se cometen en El Abra, “para que nunca más se repitan estos delitos”. Acusó al Edgar Ariel Tancara de exigirle 6 mil dólares como derecho de vida por los tres jóvenes chilenos. 

IMAGEN El defensor del Pueblo, Andrés Cuevas, lamentó que la imagen del país se vea afectada internacionalmente por la vulneración de derechos humanos universales y dijo que solo la voluntad política de los gobernantes cambiará un sistema carcelario donde los reclusos se autocontrolan, se autorregulan y los policías han renunciado a ejercer un control real sobre las poblaciones penitenciarias. 

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