lunes, 9 de julio de 2012

Roger Cortés Hurtado da en el ojo del masismo cuando indaga porqué no insiste Evo en su teoría del golpe. Para quién? a Quién? y en la indagación pierde cuerpo


El precio de insistir con su historia, es que deban explicar los hallazgos de sus sabuesos sobre cuestiones esenciales del complot
Qué desesperación más grande en los corazones de los estrategas que rodean al Jefe de Estado, cuando después de que consiguieron llegar a un trabajoso y quebradizo convenio con los policías, el número uno de la jerarquía estatal ametralla verbalmente, atacando a los policías y reflotando la historia de que los marchistas indígenas, los policías y algunos otros estaban (¿o están todavía?) preparando un golpe.
El séquito tiene temor de que las frescas heridas se abran con las renovadas acusaciones, los conflictos reaparezcan y, probablemente, también le resulta fastidioso seguir tejiendo una historia conspirativa que no ha convencido ni a los más devotos.
Volver a hablar del “plan Tipnis” para el derrocamiento del Gobierno, deja ya de servir para esquivar el bulto sobre los problemas de fondo o de justificativo de las últimas palizas propinadas a los indígenas.
El precio de insistir con su historia, es que deban explicar los hallazgos de sus sabuesos sobre cuestiones esenciales del complot: En primer lugar ¿a quién querían? o ¿a quién piensan? los conspiradores (marchistas, policías, partidos opositores, etc.) entregarle el mando del país si su plan funciona: ¿Al Vice? ¿A la presidenta del Senado? ¿O a la dama que encabeza la cámara baja? ¿Habrán consultado, así sea indirectamente, la opinión de alguna de esas encopetadas autoridades sobre su predisposición a sustituir a su máximo superior?
¿O el “plan Tipnis” será más osado (o muy loco) y tal vez pretende que los policías le ganen una guerra a las leales Fuerzas Armadas para así poder encaramar en el sillón de la plaza Murillo a una persona totalmente ajena a las autoridades constituidas?
¿Quién sería el valiente? ¿Un policía de baja graduación? ¿El dirigente de la Cidob? ¿Una junta compuesta por los anteriores, más jefes opositores, con algún acompañante de una Central Obrera Departamental?
O el golpe del “plan Tipnis” ¿será el primero en la historia al que no le importe quién sucederá a los que pretende defenestrar?
¿Será por eso, y en castigo por ser tan deschavetados (los que quieren golpearlo), que el Gobierno quiere aprobar su consulta mañosa, con 25 delegados del Conisur (que están fuera del Tipnis) y sin dialogar con la marcha?
Tal vez lleguemos a saberlo pronto si el volcán de Mallku Khota no termina de explotar antes.
El autor es docente universitario

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