lunes, 12 de septiembre de 2016

de la redacción propia de EJU.Tv, este texto que da visos de una "rebelión en la Granja de Evo", con todos los trascendidos, inclusive de García Linera de haberle quitado las cámaras de la TV oficialista al Ministro Romero. tendrá ésto, alguna explicación?

La victoria electoral en 2014 no fue todo lo contundente que se esperaba. La estrategia le garantizó los dos tercios en la Asamblea Plurinacional, pero las caídas en los departamentos nicho, que se salvó con el crecimiento en departamentos pragmáticos, como Santa Cruz, daban muestra de que algo no funcionaba. La realidad estalló en las elecciones departamentales de 2015 y se convirtió en pesadilla en el referéndum de febrero, cuando Evo Morales perdió por primera vez. En carne propia.
Se preveía batalla en el caso de ganar, pues todos querrían estar bien colocados para prorrogarse hasta 2025. Pero la derrota abrió una guerra sin cuartel. En cualquier caso, los “expertos” no han movido una coma en su estrategia.
Cuando alguien mete la pata, lo importante, parece, es no inmutarse. No se mueve un pelo en el Gabinete. Todos quietos en sus puestos. Fernando Molina lo calificaba esta semana, en su artículo “¿Por qué Evo Morales no cesa de equivocarse?” publicado en Infolatam de actitudes caudillistas: “El camino del presidente boliviano Evo Morales ha dejado de ser uno de conquistas y alabanzas; cada vez se parece más a un ascenso al calvario”.
“Frente a los escándalos, no articuló una respuesta gubernamental bien pensada, coherente y colectiva, sino que tomó decisiones fragmentarias, dejando que los hechos se sucedieran y que sus colaboradores actuaran inarmónicamente” dice Molina.
A estas alturas ya nadie duda que el escándalo “Fondo Indígena” fue detonado por una “mano blanca” que denunció el canciller David Choquehuanca, uno de los más afectados, ya que el desfalco involucra sobre todo a las bases y movimientos sociales del MAS. También pocos cuestionan que el “escándalo Zapata” tiene los componentes necesarios para ser considerado un ajuste de cuentas: 7.000 millones de dólares del crédito chino y funcionarios de Presidencia involucrados. Los más audaces aseguran que es una batalla de unos contra otros. De unos: García Linera y Juan Ramón Quintana contra otros: David Choquehuanca y Carlos Romero y que tienen a Luis Arce Catacora como convidado de piedra en ambos.
Agresión
Esta semana, como nunca antes, dos altos funcionarios (ex funcionario en un caso) se han atrevido a citar el nombre del presidente Evo Morales en el fragor de los escándalos.
El último fue el ex embajador en Paraguay Rosendo Alpiri, que duró las horas del fuego en el cargo cuando su nombre apareció entre los beneficiarios del malversado Fondo Indígena. El jueves se conoció que había pedido refugio en Chile y añadió que el presidente Evo Morales conocía del caso desde 2013, mucho antes de que estallara.
Las palabras de Alpiri, junto a la conferencia apresurada del vicepresidente Álvaro García Linera que se llevó las cámaras de Canal 7, opacaron la declaración del ministro Carlos Romero en sede parlamentaria por la muerte de cinco mineros y el viceministro Rodolfo Illanes aquel trágico jueves en Panduro.
Illanes era un funcionario del ministerio de Gobierno, pero parte del grupo de Juan Ramón Quintana y que por aquellas cosas del cuoteo acabó en esa dependencia. Illanes fue al encuentro de los mineros para forzar la reunión en sede de gobierno, en la que esperaba Juan Ramón Quintana. Illanes pidió ayuda a altos funcionarios de Gobierno, pero fue asesinado por la turba horas después. Nunca hubo intervención. Muchos ojos miraban a Romero por la no acción. Romero dijo que se consultó con el presidente Evo Morales. Casi nada.
Seguramente los “expertos” recomendarán no salirse del manual. Silencio y ataque. Sin que nada se mueva, mientras un grupo usufructa el poder a costa de la imagen del presidente Evo Morales.

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