martes, 2 de febrero de 2016

Agustín Echalar titula simplemente "la libreta" podríamos añadir, "la trucha libreta del Vice que muestra que no sólo no hizo servicio militar, sino que no se presentó, todo fue burdamente falsificado...o no?

La pelea por el Sí y el No ha ido convirtiéndose en una ch’ampaguerra y quien ha empezado, no cabe la menor duda, ha sido Álvaro García Linera con sus poéticas predicciones telúricas disparadas como amenazas apocalípticas. La semana pasada, el episodio de la libreta de servicio militar del  hombre más importante del gobierno, ha llenado tuits, declaraciones de prensa, y muros en el Facebook. Como persona convencida de que el No debe triunfar, la historia de la libreta me ha dejado un retrogusto amargo, y es que creo que desde  ningún punto de vista una libreta de servicio militar debería tener la menor trascendencia.
Vayamos por partes. En primer lugar, una persona que no haya hecho el servicio militar en Bolivia no sólo no es una persona no honorable, sino eventualmente todo lo contrario, específicamente si pensamos en la época de las dictaduras. Es más, si alguien de las clases medias o altas hizo ese servicio, pudiendo evitarlo, en realidad se convierte en alguien de conducta sospechosa, tenía que tener un motivo, a veces poco confesable, para haberse presentado. (También en las clases populares, donde como lo publicitó Evo, servía a los jóvenes para desentenderse de sus obligaciones ante un embarazo).
El servicio militar en Bolivia es una institución no digna, con visos criminales, y lo fue más en la época de las dictaduras. En esos tiempos no sólo se enseñó a irrespetar a las mujeres, a ser vil con los más débiles, a matar perros con crueldad, sino a robar, a robar al camarada, o a robar para satisfacer los gustos del sargento, o a robar para beneficio de algunos jerarcas, por ejemplo en los puestos de frontera. No señores, que alguien hubiera evitado hacer el servicio militar por cualquier medio, no lo hace ningún hombre fuera de la ley. Es más, creo que hay una serie de crímenes de lesa humanidad cometidos contra muchos conscriptos, jóvenes del campo por ejemplo, secuestrados a la hora de la conscripción.
No es posible encontrar una mácula en la carrera de una persona a partir de que ésta hubiera “conseguido”  una libreta de auxiliar sin ir al cuartel. Era, por lo demás, muy fácil obtener una de esas libretas, ya sea pagando, porque los militares eran además corruptos, o con una simple muñeca porque eran clientelares (otra forma de corrupción).
Este referéndum debe entenderse como la lucha entre la racionalidad y la emotividad, entre la institucionalidad y el mesianismo, entre la ilustración y la ignorancia. Votar por el No significa votar por un país que esté dispuesto a frenar a los más poderosos, significa impedir que la constitución sea utilizada a favor de los que están en el Gobierno, limitar su poder, porque esa es la base de una sociedad moderna y ajena al caudillismo.
El darle la importancia equivocada a este detalle, tanto en sus dimensiones como en su dirección entristece porque equipara la campaña del No con la del Sí, con los absurdos del sol que se pondrá y la luna que se escapará y con el endilgue de ésta a actores políticos del pasado.
Ahora bien, el tema no es menor, y debe ser retomado apenas pase el referéndum, Álvaro García Linera debe explicar por qué no hizo el servicio militar. Este podría ser un primer paso para librarnos de la hipócrita actitud de las clases pudientes bolivianas, que se han librado del tema recurriendo a influencias o a pagos ilegales.
El acabar con el servicio militar obligatorio es un asunto de gran relevancia para el país. Una visión honesta al respecto, tanto en cuanto a su (in)utilidad como al hecho de que es una norma que los privilegiados no cumplen, podría acabar con ese absurdo, aún sin necesidad siquiera de un referéndum.
¿Se podrá contar con Álvaro para desmontar esta aberración?  Lo dudo, la impostura es parte importante del Gobierno que él dirige, pero siempre se puede esperar que tenga un cambio de actitud.
El autor es operador de turismo.

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