miércoles, 18 de junio de 2014

no le dieron "bolilla a la cumbre" para el mundo, pasó desapercibida, inclusive para los grandes diarios de Argentina, La Nación y Clarín, en cambio se ocuparon del caso Terrorismo, Marcelo Soza y el juicio criminal que les espera a Alvaro y Evo, en tribunales de Justicia Internacional.

Muy pocos medios nacionales se hicieron eco del discurso pronunciado por el gobernador Rubén Costas, en el que habló de presos políticos y persecución frente a los mandatarios reunidos en la Cumbre G-77. En el oficialismo se pusieron nerviosos por el riesgo de que alguien les pueda aguar la fiesta, pues en pleno siglo XXI hay muchos que piensan que nadie sabe lo que está ocurriendo en Bolivia y que todos se tragan el cuento del “vivir bien” y el “nuevo orden” que pregona el “llunkerío” mediático.

El hecho es que ni siquiera un personaje de la talla de Ban Ki-Moon, que vino a pasear su sonrisa inocente por el país, puede alegar candidez, pues la delegación de la ONU en Bolivia ha sido clara en cuestionar la instrumentalización de la justicia, la violación de los derechos humanos y en el hecho más sonado, el “caso terrorismo”, también ha denunciado los atropellos cometidos contra quienes hoy están detenidos, perseguidos y procesados, violando numerosas normas y garantías del debido proceso.

Justo en los días de la Cumbre, cuando todos se alborozaban en Bolivia con la presencia de tiranos de toda laya, un importante medio irlandés, el Irish Times, publicaba dos reportajes relacionados con la masacre del hotel Las Américas del 16 de abril de 2009, donde fue acribillado Michael Dwyer, ciudadano de Irlanda, quien murió junto a otros dos europeos.

Un periodista de ese medio se trasladó hasta Brasilia para entrevistar al exfiscal Marcelo Soza, un personaje que puede ser descalificado de todas formas, especialmente por el oficialismo, pero cuyo testimonio–que también es confesión-, se ha vuelto vital para esclarecer el montaje tramado por el régimen boliviano para desestabilizar al bloque autonomista del oriente boliviano. El citado medio ha informado lo que se había mencionado en varios peritajes en los que incluso participaron expertos de Irlanda y de Hungría, que Dwyer estaba desarmado cuando murió en su habitación, donde la versión oficial indica que la Policía actuó en defensa propia.

Y cuando en Bolivia los jueces que responden a órdenes del Ministerio de Gobierno tienen lista la sentencia contra los 39 imputados y esperan cumplir una simple formalidad, que en realidad es una pantomima, tanto en Irlanda como en las instancias de la Unión Europea que han revisado el caso, están esperando que se consume esta injusticia para iniciar un proceso internacional en contra de las autoridades políticas y jurídicas que han intervenido.

El Irish Times menciona que la madre de Michael Dwyer, presente en Brasil, está empecinada en lavar el nombre de su hijo y el exfiscal Soza ha dicho que está dispuesto a viajar a Europa para coadyuvar en el caso, algo que puede ser probable pues el Consejo Nacional de Refugiados de Brasil (CONARE) lo ha estado interrogando y va a considerar sus respuestas a la hora de decidir sobre su refugio. En realidad el único lugar donde no vale su explicación es en Bolivia, donde el régimen gobernante es el único que tiene la facultad para decidir quién es inocente y quién es criminal y además es el responsable de fijar la sentencia de antemano.

El dato más concreto, el más contundente y el más riesgoso para el Gobierno, es especialmente señalado por el Irish Times. Está relacionado con la conferencia de prensa que brindó el presidente Evo Morales el 16 de abril de 2009 en Caracas, donde confirmó que él fue quien dio la orden de intervenir en el hotel Las Américas. Eso lo sabe todo el mundo.
Justo en los días de la Cumbre, cuando todos se alborozaban en Bolivia con la presencia de tiranos de toda laya, un importante medio irlandés, el Irish Times, publicaba dos reportajes relacionados con la masacre del hotel Las Américas del 16 de abril de 2009, donde fue acribillado Michael Dwyer, ciudadano de Irlanda, quien murió junto a otros dos europeos.

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