Llegando a la procacidad



Marcelo Ostria Trigo

El Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos se reunió, a solicitud del gobierno de Venezuela, el pasado lunes 27 de marzo para procurar que no se realice la reunión convocada para hoy martes 28, destinada a debatir la grave crisis política y económica y el avasallamiento de la democracia en ese país. Ciertamente este es un asunto importante que merece otro análisis.

En lo personal, he participado desde 1970, es decir desde hace cuarenta y siete años en muchas reuniones del organismo hemisférico. Y como Embajador Representante de Bolivia ante la OEA presidí el Consejo Permanente en el año 2000 y asistí a muchas sesiones tensas, con debates en que se oponían, a veces con pasión, las posiciones encontradas de los países; pero no se llegaba a la agresión verbal aleve y grosera. Pero esto ha cambiado este lunes 28 de marzo.

La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, que ya venía mostrando insolencia, ignorancia, agresividad y lenguaje procaz, en el pleno del Consejo Permanente de la Organización, insultó groseramente al Secretario General de la OEA, el uruguayo Luis Almagro que impulsa un acción hemisférica en defensa de la democracia y los derechos humanos en Venezuela ahora ostensiblemente conculcados.

Esto dijo Rodríguez: “Almagro es un mentiroso, deshonesto, malhechor y mercenario, traidor de todo lo que representa la dignidad de un diplomático latinoamericano”, mostrando así que, con su insulto, se ha definido ella misma como una funcionaria que “no representa la dignidad de un diplomático latinoamericano”.

Se dice que el insulto es el argumento de la sinrazón; que denigra más a quien lo lanza. La carencia de serenidad, argumentos y respeto, nuevamente se ha puesto en evidencia en esta funcionaria, que está convencida —equivocada, por cierto— de que su lenguaje procaz rendirá frutos positivos para el sátrapa al que sirve.