LEGITIMIDAD EN EL ABISMO
Ha llegado el momento de abandonar la idea de tratar de ideologizar al
Movimiento al Socialismo. Durante años hemos venido tratando de pegar al MAS
una etiqueta más o menos coherente. Socialismo es un chiste, y hasta el
caudillismo bárbaro no va. La izquierda merece una disculpa. Pero dejemos las
hipérboles y las cosas por su nombre. Esto se trata de Poder. Del maravilloso
instrumento del Poder.
Ni los sofismas del ex licenciado ya alcanzan. Todo el discurso envolvente,
no es suficiente para maquillar la verdadera vocación de Evo Morales y Álvaro
García. La bonanza económica de esta década acabada, no ha sido más que un
instrumento de sumisión y la demagogia, una grotesca maniobra de subordinación.
Este es el gobierno de la patraña sin
atenuantes. No existe una sola coyuntura interpelante de la sociedad que no
termine con una avalancha de intervenciones mediáticas. Son cien los millones
de dólares que se escamotean del Tesoro de todos, para atosigar a la población
con spots televisivos para imponer su versión propia de los hechos.
No es exacto hablar de "oposición", porque inmediatamente escogen
referirse a la oposición formal de algunas tiendas políticas o connotadas
figuras conocidas que son además, víctimas de los embates del terrorismo de
Estado de variada intensidad. Es más riguroso referirse a los antagonistas
de este gobierno, que son millones de ciudadanos anónimos para quienes la
actividad política-partidaria, está muy lejos de sus objetivos. Y si, en gran
parte, son las redes sociales los altavoces a su alcance para expresar ese
sentimiento de indignado hartazgo del ciudadano común, por ser insultado en su inteligencia y nivel
de discernimiento.
En las últimas horas, el país está evidenciando hasta dónde son capaces de
torcer la verdad para mantener incólume su razón de ser como es el absoluto
manejo de todos los resortes necesarios a su poderío. Acá los escrúpulos y un
mínimo de pulcritud, no son de su apetencia lucrativa. Todo lo que no sea de su conveniencia,
tampoco es de su incumbencia. Y la
marcha de personas con discapacidad reclamando un bono de asistencia de ochocientos
dólares anuales es la muestra contundente.
Esta suma significa aproximadamente seis millones de dólares anuales que
debiera el Estado desembolsar para este fin. Pero en la inmoralidad que todo lo
rodea, nada hay que no se mida con parámetros costo-beneficio. Los
discapacitados, no le sirven al Poder. Ni siquiera son un indicador importante
al momento del sufragio. La protección a los más débiles, sólo fue útil muletilla
en los albores de la administración. A estas alturas, los desprotegidos, se han
convertido en una piedra en sus zapatos porque no han dejado ser asimilados por
el gran relato oficialista. Y como osan hacer reclamos, hay que ponerlos en su
sitio.
Al menos una decena de ignaros, ensayan grotescas justificaciones. Pero son
dos las respuestas destacables que no
hay que dejar pasar. La del gurú oficial
de la economía boliviana que niega la mínima posibilidad de incrementar el
aporte estatal, por significar un verdadero boquete a su hasta ahora acorazado
e inédito manejo de las finanzas públicas.
Y la otra, es la del vice presidente de las seis federaciones de
cocaleros del trópico, quien reflexivamente enfrenta las cámaras, defendiendo
lo inmaculado y cuidadoso del gobierno cuando de preservar la economía de todos
se trata. El sujeto es por todos conocido, en virtud a sus reiteradas
conferencias de prensa en los ambientes de la Cámara de Diputados. La primera de los últimos tiempos, estuvo
referida a la decisión de su sector de ignorar los resultados del referendo que
les cerró la puerta a una nueva reelección y
la segunda, la intervención de las redes sociales, pues como todo déspota
rechaza las críticas y nada que no denote aplauso, está autorizado a alzar la voz. Como buenas
avestruces que son, no quieren ver que el creciente rechazo popular, no es
culpa del Facebook o del Twitter sino, de su incapacidad de leer la realidad y
frenar el despilfarro y la rampante corrupción que no importa si va desde la
mega hasta la nano. Y la última, alineándose con el jefe, con un apasionamiento
digno de una mejor causa, -tal como ponerse a derecho con carta de ciudadanía
pagando impuestos-, arremete contra los discapacitados por atentar con su
pedido a la estabilidad económica. Solo le falto tildarlos de vende patrias y
traidores, alegato inseparable cuando de reafirmar sumisión se trata.
En el tema Camce y los vínculos de poder, solo una frase referida a la
prueba de ADN ordenada por la justicia. El despliegue de una centena de policías
de escolta presidencial ha sido de una desproporción tal, que avergüenza. Pero,
en contraste, cuando se produjo el asalto criminal a la Alcaldía alteña que se
llevó seis vidas, ni un solo destacamento fue autorizado. Hombría de bien sería
ponerse a disposición de exámenes independientes que den certezas. Por algo pocos
olvidan a Clavijo. Apena profundamente el obsceno rechazo a un niño inocente. Los
bolivianos de bien, creo que preferiríamos que el resultado sea negativo.
Total, el tráfico de influencias, no necesita de más pruebas.
Karen Arauz
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