Flores en Naciones Unidas, espinas en el país


Víctor Hugo Cárdenas*


En Naciones Unidas, en la sesión de conmemoración de los 10 años de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, nuestro Gobierno, ante las representaciones de los países del mundo, se jactó de su modelo anticapitalista, antiimperialista y anticolonialista.
¿Se olvidaron que, si sacamos el gas, los EEUU son el principal mercado de nuestras exportaciones? Lo mismo el Gobierno de Venezuela, hostil con los EEUU pero disfruta de sus dólares. ¿Y el capitalismo salvaje de la producción ilegal de la coca? ¿Acaso el proceso de cambio no se redujo a la modernización del colonialismo interno con pretextos campesinos e indígenas?

Anunció, de forma textual: “Nuestra responsabilidad es organizar la lucha mundial para salvar la vida y el planeta Tierra, ¡Planeta o Muerte! Es nuestro lema”. Chirría como colonialismo mental y político del Patria o Muerte, ¿no? Además, se propuso a Bolivia y su modelo como un ejemplo para el mundo, y los indígenas oficialistas como la reserva moral. ¿Cómo ocultar el embarramiento ético de los líderes campesinos e indígenas ligados al Gobierno en el escándalo de cooptación del Fondo Indígena? ¿Y los múltiples casos de corrupción denunciados?

Se propuso un decálogo para el mundo, aunque en el país no se lo aplique:
1. Defender los derechos de la Madre Tierra contra el capitalismo y la sobreexplotación. ¿Y la deforestación, contaminación de ríos con precursores químicos, ampliación de la frontera agrícola de la coca?

2. Defender los derechos de los pueblos a la paz y la soberanía y privilegiar la complementariedad y la construcción de un mundo multipolar. ¿No se debería respetar la voluntad popular del 21F en Bolivia y la del pueblo venezolano?

3. Rechazar la invasión o el uso de la fuerza para acabar con la carrera armamentista. ¿Y la invasión cocalera a territorios indígenas y áreas protegidas?

4. Reconocer la ciudadanía universal. ¿Piensan cambiar la ciudadanía étnica y no política de nuestra Constitución? Habría que comenzar por casa, ¿verdad?

5. Construir un mundo en el que se erradique el neocolonialismo cultural y tecnológico. ¿Volver a la concepción genuina de la democracia intercultural del katarismo?

6. Luchar para que los servicios básicos sean reconocidos como un derecho humano en NNUU. ¿Mientras en casa no podemos garantizar ni siquiera el abastecimiento de agua?

7. Trabajar en el respeto de la multilateralidad, la igualdad soberana. ¿Y el aislamiento de Bolivia en la OEA agrediendo a países amigos por complacer a la dictadura venezolana y en NNUU, apoyando a dictadores como el de Siria?

8. Implementar un nuevo orden económico mundial en el que las relaciones comerciales se basen en la solidaridad y complementariedad. ¿Por lo menos hay algún caso, dentro del país y promovido por el Gobierno, basado en la solidaridad y complementariedad?

9. Construir un mundo en el que prime la unidad de los pueblos y de la gente del campo y de la ciudad. ¿Y quién fomentó en nuestro país un mayor distanciamiento y agresividad entre campo y ciudad?

10. Gobernar escuchando a los pueblos para lograr una democracia global y participativa. Pero el 2011 no se oyó el masivo rechazo popular a jueces y magistrados promovidos por el Gobierno. Y el intento de burla al 21F, ¿es gobernar escuchando al pueblo?

Por lo visto, cae muy mal decir una cosa afuera y hacer exactamente lo contrario dentro del país. Es iluso pensar que el mundo no sepa de la impostura democrática en Bolivia.


*Ex vicepresidente de Bolivia
El Deber – Santa Cruz