martes, 7 de febrero de 2017

quién podría dudar que la ignorancia de Evo, su falta de lecturas entre otras de la historia, le han convertido en una especie de "emidios" que al caer el telón de la verdad, le dejará desnudo, sin la cobertura que hoy cubre sus verguenzas. Ovidio Roca se ocupa de "los llunkus"

Los artistas se obsesionan por su creación, Pigmalión por Galatea, Super llunk’u por el icono indígena.

Cuando en el futuro, se estudie el desastroso y funesto periodo plurinacional, un capítulo especial será el del llunkerio; esa adulonería, esa adoración al líder, ese culto a  la personalidad que personajes rastreros rinden al  autócrata para conseguir y mantener sus privilegios. Adulones que desprecian al líder pero le son serviles pues lo necesitan para servirse de él; especímenes que son conocidos popularmente como chupamedias, lameculos, tirasacos, llunkus y ahora chupa tetillas; una nueva evada que también se les aplica.

Un símbolo de ese llunkerio es el Museo al Ego de Morales en Orinoca. La imagen aérea nos muestra una plasta arquitectónica de más de una hectárea y a costo de ocho millones de dólares; asentado en un paisaje de caserío pobre en medio de la aridez y soledad del altiplano.

LOAS Y ALABANZAS EN EL MUSEO DE ORINOCA.

Luego ese hombre (Evo Morales): “va a ser el primer presidente indígena de la historia de Bolivia. Aquí nació el heredero del Manco Inca, el heredero de Túpac Katari, el heredero de Santos Marka T’ula, el heredero de Zárate Wilka. Aquí se incubó lo mejor de Bolivia, (…) aquí se ha protegido lo más digno y lo más noble que tiene Bolivia, (…) aquí surgió esa fuerza vital que llevó a ese joven de Orinoca a convertirse primero en líder de su sindicato, luego en el líder de su federación, después en un líder regional y en un líder mundial, hoy estamos en un lugar donde nació el líder mundial del Siglo XXI ¿Y entonces por qué no hacer un museo aquí?”. Linera.

En esa competencia por adular al Jefe y de paso justificar dispendiosos gastos para construir pirámides andinas y exaltar su ego, los llunkus se imaginan  y se inventan que Orinoca era el cruce insigne de grandiosos caminos por donde míticos abyayalenses circulaban en sus áureas carrozas tiradas por guanacos.

Probablemente para alguien no tiene mayor significado Orinoca, pero para el mundo indígena andino, especialmente, tiene un valor teológico, casi divino. Tiene un valor de concentración de energías, donde nace un líder para dirigir la revolución más grande que ha existido en Bolivia“. Romero a la red Patria Nueva.

En el museo hay estatuas y fotos del magnífico líder, sus abarcas, trompeta, poleras, medias y chuteras; además las camisetas de conocidos jugadores internacionales de futbol; los regalos recibidos: ponchos y lluchus y otros de allende las fronteras.

Lo que sí falta en el museo, es la estatua en bronce y estaño del cordero con que el  que se pagó para que el futuro Líder pase de curso en la escuela. Éste lo comento así alguna vez: “Una mañana, veo a mi padre cargado  un cordero en la espalda discretamente y se va a Orinoca. En la tarde vuelve y me dice: “Evito, igual vas a estar con tus compañeros”. Me había inscrito a octavo sin hacer séptimo y ha costado un cordero para hacer un curso”.

Ahora las leyes y principios no tienen valor, el poder sí”. Santos Noco Choco.
ovidioroca.wordpress.com

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