miércoles, 9 de septiembre de 2015

dramático el ejemplo de Brasil, que alentado por la venta de sus materias primas emprendió grandes proyectos que hoy están paralizados. es que el frenazo de China principal comprador repercute de materia tétrica sobre las inversiones. lo de Brasil debería ser asimilado en Bolivia sostiene El Deber con plena razón

Para Brasil, la actual crisis económica significa, entre otras cosas, la renuncia de grandes obras y proyectos diseñados cuando el país vivía el auge de los precios altos de las materias primas. El ejemplo brasileño es desgarrador, pero tendría que servir de lección a todos los países que, entusiasmados por un auge que resultó pasajero, se empeñaron en proyectos faraónicos, gastos suntuosos y todo tipo de derroches. 

Segundo productor y exportador mundial de hierro, después de Australia, el país vecino se había acostumbrado a los altos precios y se había lanzado a grandes emprendimientos para aumentar su producción. El precio del hierro cayó en un 60% debido a la desaceleración china, y ahora no solamente están paralizados proyectos mineros, sino también ferrocarriles y puertos diseñados para esas operaciones. El viento de la actual crisis se ha llevado grandes planes, pero también grandes nombres, como el del famoso millonario Eike Batista, que llegó a figurar en la lista de la revista Forbes, pero que ahora está quebrado.

Lo malo es que algunos proyectos habían sido diseñados para atender más de una necesidad, como el ferrocarril que debía cruzar el estado de Bahía para sacar el hierro del complejo minero de Caetité y, de paso, transportar la soya que se produce en el trayecto. Ahora todo eso está parado. Otro proyecto ferroviario, la línea Transnordestina, está frenado y debía servir para sacar la producción de una mina de hierro que todavía no produce. Dos proyectos cancelados.

El propio proyecto para explotar los fabulosos yacimientos de petróleo y gas en el llamado ‘presal’, en medio del Atlántico, a profundidades que llegan hasta los 5.000 metros, es mirado ahora como un sueño. Es que la empresa Petrobras se había anotado el monopolio en esa obra y ahora, convertida en el ojo del huracán de la corrupción, se ve obligada a dejar que esos yacimientos queden en salmuera, en espera de tiempos mejores. El proyecto tenía muchas ramificaciones, como los puertos que debían construirse, las embarcaciones que se requerirían, las ciudades que serían creadas, pero ahora todo está parado. Miles de despedidos de esos y otros emprendimientos se suman al ejército de desocupados, mientras la economía brasileña se encamina a registrar un decrecimiento ante la angustia de todos. Bolivia deberá tomar cuenta de estas lecciones que muestran lo efímeros que son los períodos de precios altos de las materias primas

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