Mientras en todo el país no dejan de aumentar espontáneamente las firmas ciudadanas contra el pretendido amordazamiento de la libre expresión y Bolivia ha descendido hasta un sombrío puesto número 103 de la clasificación mundial sobre la libertad de prensa, el ensoberbecido régimen masista ha puesto en marcha una intensa como artera campaña de descrédito contra los medios de comunicación que no están alineados y menos aún comprometidos con el oficialismo.
Con todos los trazos de una ‘guerra sucia’ encomendada a pseudo-periodistas y funcionarios afines que aparecen chapaleando a su gusto en medio de la inmundicia, el canal estatal, que todos los bolivianos sostienen con el pago de sus impuestos, acaba de divulgar los resultados de un ‘ranking de los medios racistas’ que ‘clasifica’ al Diario Mayor EL DEBER en el tercer lugar entre otros medios de comunicación impresos, radiales y audiovisuales.
Según el autor de un presunto estudio cuyos resultados han servido supuestamente de sustento al curioso ‘ranking’, los indicadores del condenable racismo dizque practicado por EL DEBER tienen que ver con repetidas entrevistas al gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, y con la exclusión de sus coberturas a organizaciones sociales como la Central Indígena del Oriente Boliviano (Cidob).
El sesgo y lo disparatado del ‘informe’ en cuestión apuntan a minar la credibilidad de este medio de comunicación, lograda e incentivada al máximo en más de medio siglo de trayectoria transparente. Los gratuitos detractores de turno, según lo que era absolutamente previsible, no consideraron mínimamente el derecho a réplica que está contemplado en el parágrafo II del artículo 106 de la Constitución Política del Estado. En realidad, y habida cuenta de la deplorable manera como se viene manejando la ‘aplanadora’ mediática gubernamental, habría sido una rareza de sus conductores una actitud condigna con los principios y valores éticos que rigen la actividad periodística.
Este Diario Mayor, que dicho sea de paso fue uno de los primeros en franquear su tribuna al propio presidente Evo Morales cuando fungía sólo de líder cocalero, siempre supo y seguirá haciendo trascender su insobornable apostolado en servicio de la verdad, la justicia y el bien común. Y como desde siempre le queda muy claro que su papel es de un servicio insobornable a la comunidad a la que se debe y tiene bien templado su espíritu, no se dejará corretear con la vaina del sable.
Normalmente, el Diario Mayor EL DEBER no hace alusión a las moralmente regias y enaltecedoras distinciones nacionales e internacionales que le han sido otorgadas con solemnidad durante sus largos años de vida. Nos sirven, fundamentalmente, para reforzar nuestro convencimiento de que, aun con las fallas propias en toda gestión humana, hemos cumplido nuestros roles como Dios lo manda y el pueblo se lo merece. El Diario de La Paz sobre el ranking del racismo de C.7)
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