Previus. El Facebook dejará de atacar a Evo Morales y su equipo, cuando dejen de mentir. Cuando dejen de amenazar y de perseguir. Cuando desde el Palacio Quemado se llegue a comprender que en Bolivia existe una CPE, existen leyes y los diversos órganos Judicial, Legislativo y Ejecutivo guardan respeto entre sí y se ponen de acuerdo en respetar el Estado de Derecho. Entonces, no habrá ya que temer ataques infundados, críticas negativas o una campaña de desprestigio basada en sus propias acciones. Si como recomienda el autor, "crear plataformas de información, cuentas de autoridades podrían servir para contrarrestar la información" siempre habrá un resquicio que busque la verdad ante todo. Ningún poder del mundo ha podido, puede con la mentira y la desinformación, porque la Verdad siempre saldrá a flote, la mentira será revelada, la falsedad que se quiere encumbrir, será sepultada por el nuevo hombre que ama la Justicia, el Derecho y la Verdad. (El editor)
El presidente Evo Morales tiene razón, en Facebook abundan los expresiones desmesuradas y también racistas. Como también abundan los contenidos fútiles, la terrible ortografía y una incontable cantidad de usuarios anónimos y trolls (persona que publica repetidamente mensajes molestos sobre temas delicados y que incita al enfrentamiento).
También hay en Facebook (y se puede añadir a Twitter, la otra gran plataforma en Internet) un desequilibrio por la sobrerepresentación de la oposición política. La presencia en estas redes en Bolivia es fundamentalmente de sectores urbanos, de clase media (y alta, claro), detractores o críticos social, identitaria y políticamente al gobierno.
Esta es una apreciación subjetiva, claro, pero véase la encuesta de Ipsos-Apoyo sobre la popularidad de Evo Morales en mayo 2012 y comparece lo dicho.
Donde se equivoca rotundamente el presidente Evo Morales, sus ministros y sobre todo sus asesores, es que Facebook no se puede regular. Al menos no dentro de la concepción que control y del flujo de información y contenidos.
Facebook es una empresa seria. Si alguien se siente ofendido o amenazado puede recurrir a ella y elevar una petición de cierre o bloqueo de cuentas, todo dentro de las normas legales del país de origen de la empresa, es decir, Estado Unidos.
Como intuitivamente señala el Senador Rojas, el asunto no pasa por regular o sacar leyes "anti-Facebook". Sino por dos mecanismos de corto y mediano plazo.
En el corto plazo, en lugar de invertir en policíacas medidas de monitoreo desde Palacio de Gobierno, el gobierno debería aplicar una estrategia de comunicación para las Redes Sociales, debería establecer canales y cuentas para aproximarse a los ciudadanos internautas y trasladar el debate democrático a esas plataformas, con otros lenguajes, relatos y discursos.
Pero también se debe diseñar y aplicar ya una política pública de inclusión digital de las grandes mayorías de Bolivia excluidas del acceso a la información y la comunicación, medida de largo aliento estrechamente ligada a la educación y la capacitación en un horizonte de igualdad social.
La victimización a la que apela el presidente Morales frente al insulto racista en Facebook es mediáticamente utilitaria pero democráticamente poco constructiva. Evo Morales estará siempre expuesto, como toda autoridad, a ese tipo de ataques ¿No sería mejor tener argumentos de respuesta, plataformas de información, cuentas de autoridades y otros recursos para contrarrestar comunicacionalmente?
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