Tres de los cuatro muertos durante los enfrentamientos a palos, piedras y bala que se dieron entre ocupantes ilegales de un parque de Buenos Aires eran bolivianos. Los mataron las balas y las golpizas entre los “okupas”, como los llaman en Argentina a quienes invaden tierras, y vecinos del barrio que vieron cómo los precios de sus viviendas se venían abajo con el asentamiento de bolivianos y paraguayos, especialmente, que amenaza con convertir el parque en una tugurizada villa miseria.
Los ocupantes de ese parque destinado a la recreación de los habitantes del barrio bonaerense de Soldati son, en su mayoría, extranjeros pobres que se vieron obligados a emigrar a Argentina en busca de fuentes de trabajo que no tienen en sus países o en busca de mejorar sus condiciones de vida. Pero tampoco encontraron el bienestar que pretendían.
Muchos son indocumentados que andan escondiéndose de la policía y trabajando en calidad de semiesclavos en paupérrimas fábricas de ropa de asiáticos, donde les dan comida, techo y un mísero salario.
Con el Gobierno populista argentino, mucha gente pobre se da a la tarea de ocupar terrenos, casas y hasta parques, como el de Soldati, con la esperanza de consolidar la ocupación y recibir una vivienda o un espacio donde pueda levantar una carpa o una casa con cartón y calaminas. De esa manera, Buenos Aires vive constantemente el drama de las ocupaciones.
Lo que no está claro es ¿por qué ocupan lugares habitados donde los enfrentamientos son inminentes? ¿Por qué buscan el conflicto y por qué no tienen miedo de aparecer ante las cámaras de televisión expresando que son indocumentados pobres, cuando todos los años que vivieron en Buenos Aires estuvieron ocultando su identidad y evitando cruzarse con policías?
Las víctimas de la violencia se escudan, en muchos casos, detrás de la xenofobia que dice que existe en Argentina. Aseguran que a los bolivianos y paraguayos los insultan, los desprecian, los discriminan, los maltratan y hasta los matan. Pero también es difícil entender que después de cometer esas acciones ilegales, los aprecien y los traten con guante blanco.
El Gobierno boliviano debe exigir al de Argentina el esclarecimiento total de esos tres crímenes y la aplicación de las más drásticas sanciones que su ley establezca contra los autores de estos asesinatos. Debería también estudiar la forma de repatriar a esa gente y de buscarle fuentes de trabajo en los emprendimientos gigantescos que deberán hacerse para desarrollar y aprovechar los riquísimos recursos naturales que tenemos bajo tierra. El presidente Evo Morales ha señalado que esos bolivianos deberían volver y que se les daría tierras con capacidad productiva. Es una buena sugerencia, pero hay que pasar de las palabras a los hechos.
Es bueno recordar que no es su condición de boliviano lo que provoca la ira de los ciudadanos argentinos. Es el comportamiento de algunos de nuestros compatriotas que ha generado el estigma. Hay emigrantes bolivianos que viven, trabajan y han construido su vida y la de su familia en Argentina a fuerza de pulmón, ganándose no sólo el respeto, también el aprecio de los argentinos. (Texto: La Prensa de La Paz. El título es nuestro)
1 comentario:
El tema me preocupa un montón. Por un lado, soy nieta de inmigrantes y no me gusta que la gente se la agarre con ellos sólo por el hecho de ser inmigrantes, por otro lado, pienso que en este caso no se esta criticando a los inmigrantes por el hecho de ser inmigrantes, si no por lo que están haciendo, hay que verlos simplemente como personas (de la nacionalidad que sean) que están cometiendo un delito, haciendo algo en contra de la ley. Entonces llamar a alguien "xenófobo" por esto me parece una muestra de que el que lo hace es un básico que no analiza las cosas más alla de lo que dice la prensa. Por suerte hay muchos departamentos en alquiler en Palermo para os turistas, lo que indica que la Argentina es un país receptivo, pero la vivienda para el argentino de hoy es misión imposible si no heredás o te ayuda tu familia. Me entristece que el país haya llegado a esta situación y considero que si sigue así tendré que exiliarme y dar lo mejor de mi en un país que me abra los brazos y me deje desarrollarme como ciudadana, familia y profesional. Esa es mi humilde opinión, saludos!
Luli
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