Hay quienes consideran que estamos asistiendo a la muerte del cisne aunque hay otros menos condescendientes que afirman que la denominación es inadecuada ya que se trataría de la agonía del alqamari o de la sucha, como denominan tanto en el occidente como en el oriente a un pajarraco de similares características.
Los masistas, incluido Pedro Montes, no la pasaron muy bien en el ampliado de la COB realizado este martes y a los pocos que se mantuvieron fieles a su jefe Evo Morales, les cantaron samba canuta. La peor parte se la llevó la dirigente de las “bartolinas”, Julia Ramos quien quiso insistir con el viejo y desgastado libreto de que quienes se oponen al gasolinazo son “derechistas” o “neoliberales”.
La silbatina fue tal que casi se le cae la flor que lleva en la oreja; lo que le gritaron no fueron precisamente piropos y aludían a ciertos rasgos físicos que algunos asistentes encontraron parecidos con los de un animalito cantor pero no muy agraciado que de acuerdo a una zamba argentina, se enamoró de la luna.
Lo menos que le dijeron al máximo dirigente de la COB, Pedro Montes fue traidor y le recordaron cuando se proclamó “soldado raso del proceso de cambio” y acompañó a Evo en su huelga de hambre, pero este demostró tener una cuero de anta y se limitaba a decir que se “replegaría” si es que sus “bases” de Huanuni se lo pedían.
Es claro que Montes, no tiene ni remotamente la talla de los antiguos dirigentes mineros pero es destacable que quiera justificar y defender el bono que puntualmente le llega del palacio de Gobierno aunque sus esfuerzos para quedar bien con Dios y con el diablo resulten patéticos.
Masistas al borde de un ataque de nervios
En cosa de pocos días las cosas se han puesto negras para los masistas que antes se pavoneaban por las calles de diferentes ciudades mostrando su arrogancia y prepotencia surgida del eventual usufructo del poder. Con esa misma prepotencia un grupo de masistas quiso disolver una mitin de la Fejuve de El Alto, otrora irreductible bastión del partido gobernante, pero fueron repelidos duramente y tuvieron que ponerse rápidamente a buen recaudo.
Al payacesco senador Fidel Surco no le fue mejor y en las cercanías de la plaza Murillo le recordaron como su empresa de transporte, la Trans Total, gracias a sus influencias, elude el pago de indemnizaciones a los afectados por los recurrentes accidentes que tienen sus buses que monopolizan el servicio a Yungas.
Por de pronto ningún masista se atreve a mostrarse por la plaza Murillo donde eran objeto de la atención de algunos medios de comunicación y surge la pregunta de si a estas alturas al gobierno se le ocurriría montar algún cerco al congreso como lo hacía en el pasado para imponer sus decisiones.
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