lunes, 4 de junio de 2012

Harold Olmos analiza el estado de la 42 Asamblea y muestra dos posturas la de Evo de "acabar con la OEA, la de Insulza" cómo entidad de diálogo y conciliación. muy útil, bravo Harold!


El presidente Evo Morales abrió este domingo la 42 asamblea ordinaria de la OEA con una descarga de fusilería verbal contra Estados Unidos, contra la actual estructura y funcionamiento del organismo hemisférico, especialmente su comisión de derechos humanos, por la nacionalización de los recursos naturales en todo el mundo y con la reiteración del reclamo boliviano de una salida propia al océano Pacífico.
La OEA tiene sólo dos caminos, dijo. “O muere al servicio del imperio o renace para servir a los pueblos de América.” Ese renacer o “refundación” tendría como componentes la eliminación del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), el desmantelamiento de todas las bases militares que Estados Unidos en el continente, y extensión de las labores de vigilancia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con foco especial en Estados Unidos.
El discurso fue cerrado con el Himno al Mar, entonado por gran parte de los asistentes, entre ellos militares, dirigentes de los llamados movimientos sociales y delegaciones.
El Secretario General de la organización, el chileno José Miguel Insulza, el único orador antes del presidente Morales, había delineado algunas de las funciones de la institución y su papel en el hemisferio como factor de paz y de promoción de la democracia y del desarrollo. Había señalado también que existe un informe que debatirán los cancilleres que incluye instituciones como la Corte Interamericana de Derechos Humanos en cuyas resoluciones se tomaría en cuenta el punto de vista de los gobiernos involucrados. Como anticipando la andanada que escucharía después, dijo: “Mientras algunos hablan de acabar con la OEA, son cada vez más los que acuden a ella, sabiendo que aquí encontrarán un espacio de diálogo.”
Insulza había llamado a examinar con cuidado el fortalecimiento del sistema interamericano, uno de los temas contenidos en el informe que debatirán los cancilleres hasta el martes, antes de llegar a la Declaración de Cochabamba. El funcionario expresó cuatro propósitos relacionados con la espinosa cuestión: 1) Un sistema “integral y universal” del que formen parte  los integrantes de la OEA. Es decir, que en la corte interamericana estén representados todos los países miembros. 2) Que los países respeten y acaten sus decisiones. 3) Mayores recursos para cumplir con más eficiencia sus funciones. 4) Plena autonomía en la adopción de decisiones.
Los cuatro puntos no estuvieron muy claros en el discurso de Insulza y un primer esclarecimiento sería si con la incorporación de todos los países de la organización en su corte de justicia no se estaría creando una burocracia que volvería extremadamente lenta su labor, especialmente en casos, como los de defensa de los derechos humanos, que requieren de decisiones rápidas. Luego, si la actual conformación y actuación de la corte tiene a Venezuela como uno de sus disidentes más destacados, qué garantías habría del cumplimiento de decisiones bajo una corte ampliada. Y, finalmente, cómo compatibilizar la autonomía efectiva que el funcionario propugna para la corte con las disidencias actuales, de las que luego, en su discurso, sería también portavoz el presidente Morales.
Los países del hemisferio, dijo Insulza, necesitan de una corte “autónoma y fuerte” que también tome en cuenta “los puntos de vista de los gobiernos democráticos”. Me llamó la atención que el funcionario repitiera el concepto de “gobiernos democráticos” cuando la propia carta interamericana sostiene que ser miembro de la organización implica el respeto pleno a las normas de la democracia. El propio Secretario General recalcó que la Carta Democrática es un pilar fundamental del sistema hemisférico. En ese concepto reside la dificultad del retorno de Cuba al sistema interamericano subrayada por varios países de la región.
Insulza subrayó que la fortaleza de la OEA radicaba en el diálogo y la tolerancia antes que en la confrontación. “La OEA sigue siendo una institución indispensable”, afirmó.
La organización ha sido pocas veces escenario de un discurso duro como el del presidente Morales. “Por disposiciones externas”, dijo, al recordar que la vez anterior que Bolivia fue sede de una asamblea ordinaria de la OEA, los cancilleres  habían partido de Bolivia en medio de tanques desplazados en las calles por un golpe militar, en la madrugada del 1 de noviembre de 1979.
Repasó sumariamente las condiciones macro-económicas actuales de Bolivia para afirmar que el país ha pasado “del estado colonial mendigo al estado plurinacional digno”. La experiencia en sus seis y medio años de gobierno, dijo,  lo llevaba a sugerir “a los países de América Latina y el mundo a recuperar los recursos naturales”.
Se mostró complacido con que la OEA hubiera aceptado debatir la “seguridad alimentaria con soberanía”. A partir de ahí atacó a Estados Unidos. Tras informar que su gobierno había rechazado las donaciones de grano proveniente de ese país a través de la Ley 480, afirmó que Estados Unidos “nunca permitió que los bolivianos pudiéramos producir trigo para el país”. La cooperación en alimentos que Bolivia recibía, dijo, era “una forma de dominación”. El país ahora produce ahora el 50% de sus necesidades, versus sólo el 20% cuando recibía apoyo estadeounidense, dijo.
Dirigéndose al canciller David Choquehuanca dijo que la promoción a la agricultura también favorecía a la papalisa, el tubérculo que hace unos meses fue motivo de atención cuando el canciller le atribuyó virtudes afrodisíacas al hablar ante sus colegas del consejo permanente de la OEA y les recomendó que lo comieran en Cochabamba. No he sabido si ha aumentado la demanda por papalisa estos días en esa ciudad. “Estamos apoyando, compañero David, el cultivo de papalisa,” dijo.
Las expresiones de calibre mayor surgieron cuando habló de la historia de la OEA y dijo que había surgido en plena guerra fría. “La OEA nació como un Ministerio de Colonias de Estados Unidos”, dijo y parafraseó el lema de “América para los americanos” con “América Latina y el Caribe para los Estados Unidos. Para eso ha nacido la OEA”. (Lástima que las cámaras de la TV estatal no hubiesen mostrado a la delegación de Estados Unidos o a la del propio Insulza y de otros países de la región.)
Después afirmó que la cooperación estadounidense ha sido “en su mayor parte” para encubrir dictaduras, “hasta para impulsarlas”; “para reprimir y escarmentar a los movimientos sociales…pero fundamentalmente para combatir al socialismo…”
Bajo la OEA, según su visión, se creó el TIAR como “instrumento de dominación”. Dijo que si hubiera sido de asistencia recíproca, se habría actuado conjuntamente a favor de Argentina en la guerra de las Malvinas. Entonces habló de la demanda marítima boliviana. “Bolivia nació con mar…Jamás renunció al mar con soberanía…las invasiones no otorgan derechos”.
Dijo también que la Corte Interamericana de Derechos Humanos era un “instrumento de dominación y sometimiento…se ocupa solamente de ver (vigilar) donde el presidente no comparte las políticas del gobierno de Estados Unidos. ¿Por qué no se preocupa también de los derechos humanos en Estados Unidos? Si no quiere cuidar de los derechos humanos en Estados Unidos, mejor que desaparezca”.
Comentario: El discurso del presidente Evo Morales debe haber dejado un sentimiento de “dejá vu” en muchos asistentes.  Los resultados podrían verse pronto.

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