Un día, que el jefazo estaba reunido con su corte social apareció también el satán, el diabólico opositor. “¿De dónde vienes?”, le preguntó. "Vengo de hacer un tour por el pluripaís", contestó. “¿Has visto cuantos servidores fieles tengo en esa región?”, preguntó el jefazo. "Sí, - contestó el satán y luego añadió- ¿pero acaso su lealtad es gratuita? Todos ellos tienen algún interés para seguirte.
Ponlos a prueba y verás cómo se te ponen al frente". “¿Qué propones concretamente?”, replicó el jefazo aceptando el desafío. "¡Piel por piel! Tócalos en lo que más creen, en los ideales que han proclamado toda su vida y verás si no te maldicen."
"Empezamos con tu servidor Héctor, buen abogado, de profunda fe católica. Ahora que tienes un conflicto con los jerarcas católicos, que sea él quien se enfrente a la Iglesia, que les recuerde los 500 años, y que les advierta que no se metan en política". Héctor fue y cumplió, aun sufriendo a cada palabra. Jefazo 1, satán 0.
"Ahí, tienes a tu cuate Sacha, histórico defensor de los derechos humanos. Ahora vives ese conflicto del TIPNIS, vienen indígenas marchando contra ti. Pon a prueba a tu discípulo y ve si es capaz de intervenir la marcha, reprimir a mujeres y niños indefensos, meterles gases y palos sin contemplación. Aunque no creo que llegue a tanto".
Pues Sacha fue y cumplió, ante la sonrisa y los elogios del jefazo. Score: 2-0. "¿Y tu defensora Amanda? Una aguerrida periodista, defensora de los derechos de las mujeres contra el machismo y el patriarcado. Si te es tan fiel como dice que vaya a los medios y defienda a tus groseras coplas carnavaleras; podrá hacerlo utilizando argumentos que nunca se atrevió a conceder a los machistas de la derecha."
Y Amanda habló para defender lo indefendible. “Te recuerdo, Amanda”, le espetaron en vano compañeras de comunes trincheras feministas: resultado 3-0.
"No me olvido tampoco de Carlitos, defensor de los indígenas y criatura de las ONG's, otrora amenazado por los terratenientes y hacendados orientales. Puesto que hay una segunda marcha del TIPNIS, que sea él quien ataque a los dirigentes, desvirtúe sus demandas, ridiculice sus sueños, acuse a las ONG's e, implícitamente, apoye la expansión de la 'sagrada hoja' en un parque natural." También Carlitos fue y cumplió: 4-0.
"Ni del Vice estoy tan seguro, insistió el satán ¿quién más que un afrancesado, marxista, racionalista y europeizante para valorizar los rituales mágicos ancestrales, tejer loas al progreso tecnológico y a las industrializaciones de papel (bol)? Él, otrora enemistado con las torres eléctricas, que se estrelle contra los que destruyen el patrimonio del Estado. ¿Lo hará?", preguntó sarcásticamente.
Pues sí lo hizo: el jefazo salió una vez más airoso y chocho por ganar la apuesta por goleada, a tal punto que el satán renunció a poner a prueba a otros devotos desinteresados, inclusive a los cooperativistas mineros y los cocaleros.
Pero, de repente, el satán se acordó que no todos los fieles se mantuvieron leales y sumisos a costa de tragarse la población entera de batracios del TIPNIS.
Empezó a desafiar al jefazo con Juan Pablo, que se fue por no avalar lo inaceptable; Cecilia, que no quiso pasar de inocente; Alejandro, Gustavo y Raúl, radicales pero consecuentes con sus ideales antes que llunkus de ídolos; Loyola, aislada por el ostracismo oficialista y tantos otros que prefirieron la consecuencia y la libertad a la obsecuencia y a las razones de Estado.
Fue así que el jefazo y el satán decidieron cerrar la apuesta ahí, con un empate técnico, y se fueron a tomar unas ricas chelas junto al CONALCOL en la fiesta del gran poder.
Ponlos a prueba y verás cómo se te ponen al frente". “¿Qué propones concretamente?”, replicó el jefazo aceptando el desafío. "¡Piel por piel! Tócalos en lo que más creen, en los ideales que han proclamado toda su vida y verás si no te maldicen."
"Empezamos con tu servidor Héctor, buen abogado, de profunda fe católica. Ahora que tienes un conflicto con los jerarcas católicos, que sea él quien se enfrente a la Iglesia, que les recuerde los 500 años, y que les advierta que no se metan en política". Héctor fue y cumplió, aun sufriendo a cada palabra. Jefazo 1, satán 0.
"Ahí, tienes a tu cuate Sacha, histórico defensor de los derechos humanos. Ahora vives ese conflicto del TIPNIS, vienen indígenas marchando contra ti. Pon a prueba a tu discípulo y ve si es capaz de intervenir la marcha, reprimir a mujeres y niños indefensos, meterles gases y palos sin contemplación. Aunque no creo que llegue a tanto".
Pues Sacha fue y cumplió, ante la sonrisa y los elogios del jefazo. Score: 2-0. "¿Y tu defensora Amanda? Una aguerrida periodista, defensora de los derechos de las mujeres contra el machismo y el patriarcado. Si te es tan fiel como dice que vaya a los medios y defienda a tus groseras coplas carnavaleras; podrá hacerlo utilizando argumentos que nunca se atrevió a conceder a los machistas de la derecha."
Y Amanda habló para defender lo indefendible. “Te recuerdo, Amanda”, le espetaron en vano compañeras de comunes trincheras feministas: resultado 3-0.
"No me olvido tampoco de Carlitos, defensor de los indígenas y criatura de las ONG's, otrora amenazado por los terratenientes y hacendados orientales. Puesto que hay una segunda marcha del TIPNIS, que sea él quien ataque a los dirigentes, desvirtúe sus demandas, ridiculice sus sueños, acuse a las ONG's e, implícitamente, apoye la expansión de la 'sagrada hoja' en un parque natural." También Carlitos fue y cumplió: 4-0.
"Ni del Vice estoy tan seguro, insistió el satán ¿quién más que un afrancesado, marxista, racionalista y europeizante para valorizar los rituales mágicos ancestrales, tejer loas al progreso tecnológico y a las industrializaciones de papel (bol)? Él, otrora enemistado con las torres eléctricas, que se estrelle contra los que destruyen el patrimonio del Estado. ¿Lo hará?", preguntó sarcásticamente.
Pues sí lo hizo: el jefazo salió una vez más airoso y chocho por ganar la apuesta por goleada, a tal punto que el satán renunció a poner a prueba a otros devotos desinteresados, inclusive a los cooperativistas mineros y los cocaleros.
Pero, de repente, el satán se acordó que no todos los fieles se mantuvieron leales y sumisos a costa de tragarse la población entera de batracios del TIPNIS.
Empezó a desafiar al jefazo con Juan Pablo, que se fue por no avalar lo inaceptable; Cecilia, que no quiso pasar de inocente; Alejandro, Gustavo y Raúl, radicales pero consecuentes con sus ideales antes que llunkus de ídolos; Loyola, aislada por el ostracismo oficialista y tantos otros que prefirieron la consecuencia y la libertad a la obsecuencia y a las razones de Estado.
Fue así que el jefazo y el satán decidieron cerrar la apuesta ahí, con un empate técnico, y se fueron a tomar unas ricas chelas junto al CONALCOL en la fiesta del gran poder.
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