martes, 1 de febrero de 2011

en lugar de fortalecer la Aduana y dotarla de equipo se privilegia otras acciones y claro: el contrabando no disminuye. aumenta. firma Gary Rodríguez


El Presidente de Bolivia, a tiempo de anunciar como “premio” la inmediata entrega al denunciante del 20% de toda mercadería incautada como contrabando, dijo que éste era un "cáncer", citando la salida ilegal de combustibles como ejemplo.

Así como aquel, el contrabando de importación es un cáncer, que junto con el narcotráfico pueden propagarse y hacer metástasis distorsionando la economía formal, quitando tributos y empleos al país. ¿Cuánto hace el Estado para combatirlo, siendo que Bolivia pierde 150 millones de dólares anuales por la salida de combustibles de contrabando, y más de 150 millones en tributos evadidos por el contrabando de importación?

En su informe quinquenal del 22 de enero pasado, el Presidente Morales dijo que el narcotráfico en Bolivia estaba mejor equipado que la FELCN. ¡Y eso que dicha fuerza tiene 1.700 efectivos bien armados, pertrechados y muy bien remunerados! ¿Qué decir entonces del Control Operativo Aduanero (COA) que para combatir el contrabando tiene sólo 125 efectivos, 11 movilidades y ningún helicóptero para cubrir 7.000 kilómetros de frontera, rutas internas y ciudades? Mientras que los contrabandistas gozan de modernas radios de comunicación, celulares satelitales, sofisticadas armas y pagan a “loros” para espiar desde los cerros al COA en sus desplazamientos a fin de desviar los convoyes con el contrabando, nuestro COA no tiene nada de aquello, es más, solo opera con “equipos antimotines”. ¡Como si fuera suficiente amenazar con un palo o un gas a un delincuente dispuesto a matar! Así, al COA se lo expone a francotiradores, agresiones y emboscadas enviándolo a una guerra de verdad, totalmente desvalido. El contrabandista se ríe, el COA cae herido, muere o desaparece...

Pueblos fronterizos están tomados por el contrabando, son “zonas rojas”. "Hay garajes ocultos. La gente niega a los COA la venta de un café o un almuerzo (...) han llegado al extremo de amedrentar y agredir a los efectivos del COA". La amenaza y el acoso a la Aduana y el COA son patentes. “En estas poblaciones hay mucha pobreza y no hay trabajo. Los contrabandistas se aprovechan de eso. Dan a los comunarios trabajo por horas y luego se hacen sus amigos (...) cuando se les incauta algo ellos los movilizan...” (La Razón, 29/01/2003).

En el plano de la solución, ¿por qué no ayudar a generar más empleo formal? ¿Por qué no invertir 30 millones de dólares adicionales para potenciar a la Aduana y al COA para “ahorrar” 150 millones de dólares (contrabando de salida) y ganar 100 millones por tributos (contrabando de ingreso)? ¿Por qué no hacer del COA una Fuerza Especial de Combate al Contrabando, y fusionar la ANB y el SIN para atacar el delito en el mercado interno?

Y, dado que la “austeridad fiscal” va dando espacio a la “racionalidad” al autorizarse sueldos mayores al del Presidente del Estado -para que BOA vuele, para explotar el Mutún y para quienes saben de petróleo, ¡hasta por Bs 45.000 mensuales!- ¿por qué no hacerlo con la ANB y el COA? ¡Ningún ingeniero arriesga su vida, como un COA lo hace cada día!

Mucho se criticó a los “gobiernos neoliberales” por su escasa voluntad política para combatir el contrabando. Su actitud fue tan débil que propiciaba el abarrotamiento de los mercados con productos extranjeros baratos, ¡así estuvieran manchados con la sangre de quienes luchaban contra su internación ilegal! ¿Un despropósito, o más bien, “a propósito”? En tiempos de cambio, ojala cambie la historia.

* Gary A. Rodríguez A. es economista y Gerente General del IBCE


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