El papa Benedicto XVI defendió con fuerza el domingo a las familias tradicionales y los derechos de los nonatos, al criticar directamente las leyes españolas que permiten el matrimonio entre homosexuales, el divorcio y el aborto mientras consagraba la emblemática basílica de Barcelona, la Sagrada Familia.
Fue la segunda vez en su visita de dos días a España en que el pontífice criticó las políticas del gobierno socialista y pidió a Europa volver a descubrir las enseñanzas del cristianismo y aplicarlas a la vida cotidiana.
Al paso de la caravana papal a la iglesia barcelonesa, un centenar de parejas de hombres y mujeres homosexuales se besaron al mismo tiempo como señal de desacuerdo a las posiciones del Vaticano en torno a la homosexualidad, el uso de condones y otros temas.
Sergi Benavent, estudiante de enfermería de 22 años, dijo que se unió a la protesta para mostrar su oposición a quienes "quieren amar sólo de una manera".
Cerca de la mitad de los manifestantes se besaron mientras los demás abucheaban al pontífice a su paso en el papamóvil. La Iglesia católica enseña que los homosexuales deben ser tratados con dignidad y respeto, pero que sus actos son propios de un desorden.
Los manifestantes dijeron que se oponen a la visita de dos días del Papa, durante la cual éste criticó lo que consideró un "agresivo" movimiento anticlerical en España.
En otra protesta, cerca de 500 personas marcharon con pancartas que decían "La mujer decide ser madre" y "Los condones salvan, el Papa condena".
Una de las organizadoras, Montse Cevara, dijo que era importante expresar desacuerdo, dado que la Iglesia está "en contra de todos los derechos por los que hemos luchado, como el derecho a elegir".
En contraste, alrededor de 250.000 personas salieron a vitorear al Papa y a presenciar la formal inauguración de la basílica de Barcelona, una maravilla arquitectónica ideada por Antoni Gaudí, que sigue inconclusa después de más de 100 años de construcción.
El Papa se ha concentrado en combatir las tendencias secularistas de Occidente, como el reconocimiento de las uniones civiles entre personas del mismo sexo. Ya hizo dos visitas a España y tiene planeada una para el año próximo, una señal de que considera a este país otrora firmemente católico un campo de batalla para el futuro de la fe católica en el continente.
Durante su homilía dominical, el Papa señaló que el templo había sido construido en honor de Jesús, María y José, la Sagrada Familia para los católicos.
Al consagrar el altar principal -Benedicto XVI vertió santos óleos sobre el altar de mármol y lo ungió por las cuatro esquinas con sus manos-, criticó el divorcio y el matrimonio entre homosexuales, al decir que las familias se construyen sobre "el amor indisoluble de un hombre y una mujer".
También criticó las leyes que permiten el aborto, ya que dijo que "la vida de los niños debe ser defendida como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción".
Antes de abordar su vuelo de regreso a Italia el domingo, Benedicto XVI visitó un hogar para niños con problemas de comportamiento y autistas.
Asimismo, el Papa se reunió con el rey Juan Carlos y la reina Sofía en el aeropuerto y luego con el jefe de gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en una reunión informal de 10 minutos, un acto discreto que pareció reflejar la divergencia en sus puntos de vista.
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