viernes, 21 de abril de 2017

se viene una tarea compleja. desear que el Gobierno entienda que se trata de una responsabilidad compartida por el mejor interés de la Nación. proceder unilateralmente dará lugar a una repetición de fallas que han causado profundo daño a nuestra Patria


Singular importancia de lo judicial

Mauricio Aira

 

Octubre será el mes de la renovación judicial. Cuán importante es este órgano del poder público se puede juzgar si vemos cómo se organiza el Estado en procura de contar con el más eficiente e imparcial accionar de jueces y fiscales que lo conforman.

Los gobiernos compiten entre sí, para encontrar la forma más efectiva y garantiza hacer funcionar sus servicios judiciales. Se parte de las tareas que se confían a este poder como la inspección de los juzgados y tribunales, la selección, formación y perfeccionamiento de jueces y magistrados, su asignación a destinos, ascensos y responsabilidad en las áreas de administración y disciplinaria.

Los nombramientos en que intervienen habitualmente los ministros de Justicia y los magistrados del Tribunal Supremo, el Senado y de las escuelas judiciales que elaboran, dirigen la ejecución y controlan la ejecución de los presupuestos asignados regulados por una Ley Orgánica que empieza a ser más y más popular, cuando se trata de tribunales de sentencia, al amparo de las Comunidades Autónomas donde existen.

Cómo hacer para que los jueces sean probos e independientes, e insobornables. En los EEUU por ejemplo los jueces son elegidos de por vida, ejercen hasta la muerte lo cual le da una estabilidad permanente, aunque la elección resulta muy complicada, a menudo el candidato es sometido a interminables interrogatorios y la transparencia tiene que ser comprobable a todas luces, el resultado es que no todos los candidatos son elegidos, la Corte de La Haya tiene parecido sistema, aunque los jueces duran tan sólo 10 años y gozan de salarios altos, que aseguran su probidad.

El otro tema que preocupa a la hora de elegir a los jueces y magistrados es la carga laboral que en nuestras “jóvenes naciones” es abrumadora, mientras en los Tribunales europeos, la cantidad de juicios que atiende cada titular es bastante menor, lo que permite mejor calidad de juzgamiento al no existir esa presión horaria.

Nunca como ahora la Justicia ha provocado tanta protesta, no vamos a enumerar, ni siquiera enlistar los casos de “fallos judiciales” al margen de toda norma, detenciones injustas, persecución y acoso dentro y fuera de Bolivia, condenas dictadas desde el Ejecutivo y jueces vendidos al mejor postor, es cierto que por primera vez están detrás de rejas algunos “magistrados, especialmente fiscales” por su mal proceder.

Muchos consideran que los peores fallos están catalogados de negligentes y omisiones, lo que deja de hacer un juez, los olvida o simplemente los descuida y los resultados son nefastos especialmente cuando se trata de litigar con instituciones o autoridades que rehúsan cumplir los procedimientos o que boicotean a la Justicia.

Todo este cuadro de caos e inseguridad en los juzgados ha permitido el fenómeno de “politización de la Justicia” y/o “judicialización de la política” es decir mal uso de lo judicial a dos bandas y se ha dado no solo en las ciudades del gran eje central, o en las grandes ciudades provinciales, sino también en poblaciones que tienen sus escasos tribunales, donde a veces una simple llamada telefónica de “la autoridad ejecutiva u otra” tiene el poder de torcer el curso de la Justicia.

Hablar de lo judicial importa mencionar a la policía, y las cárceles que ésta administra, con todo el horroroso cuadro de violencia y manejo mafioso en lo interno, donde el Estado no es capaz de imponer o mostrar siquiera su autoridad. El tradicional concepto de “rehabilitar al reo” y procurarle una nueva oportunidad de hacer buen uso de su libertad, está ausente y es una consecuencia del desgobierno judicial. O sea, estamos frente a un tema que reclama un debate profundo y actual.

 

 

 

 

 

 

 

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