Reunión en Palacio: “Todo está bien, Jefe”
Me puedo imaginar la reunión de coordinación del círculo íntimo en Palacio: “estamos bien, Jefe. Todo está bien. (...) Con eso tenemos su reelección asegurada”. Yo creo que cada una de esas acciones acrecienta la ya pronunciada línea de pérdida de popularidad y credibilidad del Gobierno
Diversas encuestas recientes ratifican que Evo Morales perdería una eventual segunda vuelta electoral en 2019, en lo que yo he llamado “el inicio del fin de ciclo” del régimen. Esas encuestas, algunas de ellas contratadas por el propio Gobierno, generan un creciente nerviosismo en el Presidente y su entorno más cercano, que los hace a su vez cometer más y más errores. El régimen es como una persona que sigue cavando para salir del hueco en el que se encuentra.
La más reciente seguidilla de errores comenzó cuando Gobierno hizo que la Asamblea de La Paz aprobara una ley para que le cediera un terreno que la Gobernación tiene en la Ceja de El Alto. La “coincidencia” es que en ese sitio está la radio Líder, en la que los periodistas Amalia Pando y Gonzalo Rivera mantienen valiosos espacios informativos y de opinión críticos con el oficialismo. Con la sutileza de un elefante en una cristalería (como dice Gonzalo Chávez) el régimen no encontró una manera mejor de afectar a esa radio que… ¡usurpándole el terreno que ocupa! Los ciudadanos salieron en masa a defender a Amalia y su equipo.
Y luego el rector de la UMSS, que la página web de la Federación de Estudiantes califica como “servil frente al Gobierno del MAS”, pidió que el Cedib, una ONG que ha criticado las acciones del oficialismo, devuelva los ambientes que ocupa, que le pertenece a la universidad. El problema es que allí existen 60 mil títulos, 70 mil carpetas y casi ocho millones de noticias acumuladas en la hemeroteca desde los años 70. El Cedib, una muy prestigiosa entidad académica que dirige firmemente Marco Gandarillas, es una de las cuatro fundaciones que Álvaro García Linera amenazó con “expulsar” del país en 2015. Nuevamente la “casualidad” es que la UMSS desea, justo ahora, ese espacio, cuando el problema data de años atrás.
Pero los nervios (y la mala asesoría) han hecho que incluso uno de los más razonables ministros del gabinete, como es Carlos Romero, perdiera el sentido común y decidiera enjuiciar a jóvenes masistas que habían distribuido memes en los que se lo hacía ver como encabezando un grupo de autoridades con fines irregulares. Como señalaba otro meme, que salió casi de inmediato: “Metes a la cárcel a personas para evitar memes. ¿Resultado? Salen más memes”. Todos los que no se enteraron de lo que estos jóvenes masistas distribuyeron originalmente (seguro que pertenecen a otra facción del oficialismo, tal vez la que conduce el Vicepresidente), ahora sí lo hicieron. El organigrama circula ahora con el sello: “esto es lo que el ministro de Gobierno quería evitar que se supiera”. Cuando un sistema logra meter a la cárcel a personas por distribuir opiniones (aunque éstas no tengan fundamento), es que está cerca de convertirse en dictatorial.
Y luego estuvieron los atroces abusos cometidos por un órgano judicial que está de hinojos ante el poder y que ha confirmado u ordenado la detención de dos exprefectos opositores del oriente boliviano, Leopoldo Fernández y Ernesto Suárez.
Para llegar al proceso contra el magistrado Gualberto Cusi, que tiene una enfermedad incurable, y dos otras exmagistradas del Tribunal Constitucional, que osaron fallar contra los deseos del Vicepresidente en un caso de referido al traspaso de las notarías a la administración central. Cusi sigue intentando demostrar (vanamente) su inocencia. Es muy posible que termine preso o exiliado.
Y finalmente se registraron los dos papelones internacionales más recientes (creo que en ninguno de los casos es culpable el canciller Fernando Huanacuni, sino sus jefes): primero quedar en “off side” internacional en el caso de Venezuela (defendiendo un golpe constitucional que luego ni Nicolás Maduro respaldó) y después haciendo doble ridículo pretendiendo ir contra el deseo de 20 países de la OEA. El Gobierno cree que usando los mismos métodos de su política interna logrará resultados en el campo externo. Pero los gritos, las amenazas y los chantajes no sirven en los organismos internacionales.
Me puedo imaginar la reunión de coordinación del círculo íntimo en Palacio: “estamos bien, Jefe. Todo está bien. Vamos a sacar a Amalia de radio Líder, vamos a sacar al Cedib de Cochabamba, vamos a seguir metiendo presos a usuarios de redes sociales y vamos a seguir mostrando firmeza internacional. Con eso tenemos su reelección asegurada”. Yo creo que cada una de esas acciones acrecienta la ya pronunciada línea de pérdida de popularidad y credibilidad del Gobierno. Chao reelección, nomás.
El autor es Periodista.
Twitter: RaulPenaranda1
Diversas encuestas recientes ratifican que Evo Morales perdería una eventual segunda vuelta electoral en 2019, en lo que yo he llamado “el inicio del fin de ciclo” del régimen. Esas encuestas, algunas de ellas contratadas por el propio Gobierno, generan un creciente nerviosismo en el Presidente y su entorno más cercano, que los hace a su vez cometer más y más errores. El régimen es como una persona que sigue cavando para salir del hueco en el que se encuentra.
La más reciente seguidilla de errores comenzó cuando Gobierno hizo que la Asamblea de La Paz aprobara una ley para que le cediera un terreno que la Gobernación tiene en la Ceja de El Alto. La “coincidencia” es que en ese sitio está la radio Líder, en la que los periodistas Amalia Pando y Gonzalo Rivera mantienen valiosos espacios informativos y de opinión críticos con el oficialismo. Con la sutileza de un elefante en una cristalería (como dice Gonzalo Chávez) el régimen no encontró una manera mejor de afectar a esa radio que… ¡usurpándole el terreno que ocupa! Los ciudadanos salieron en masa a defender a Amalia y su equipo.
Y luego el rector de la UMSS, que la página web de la Federación de Estudiantes califica como “servil frente al Gobierno del MAS”, pidió que el Cedib, una ONG que ha criticado las acciones del oficialismo, devuelva los ambientes que ocupa, que le pertenece a la universidad. El problema es que allí existen 60 mil títulos, 70 mil carpetas y casi ocho millones de noticias acumuladas en la hemeroteca desde los años 70. El Cedib, una muy prestigiosa entidad académica que dirige firmemente Marco Gandarillas, es una de las cuatro fundaciones que Álvaro García Linera amenazó con “expulsar” del país en 2015. Nuevamente la “casualidad” es que la UMSS desea, justo ahora, ese espacio, cuando el problema data de años atrás.
Pero los nervios (y la mala asesoría) han hecho que incluso uno de los más razonables ministros del gabinete, como es Carlos Romero, perdiera el sentido común y decidiera enjuiciar a jóvenes masistas que habían distribuido memes en los que se lo hacía ver como encabezando un grupo de autoridades con fines irregulares. Como señalaba otro meme, que salió casi de inmediato: “Metes a la cárcel a personas para evitar memes. ¿Resultado? Salen más memes”. Todos los que no se enteraron de lo que estos jóvenes masistas distribuyeron originalmente (seguro que pertenecen a otra facción del oficialismo, tal vez la que conduce el Vicepresidente), ahora sí lo hicieron. El organigrama circula ahora con el sello: “esto es lo que el ministro de Gobierno quería evitar que se supiera”. Cuando un sistema logra meter a la cárcel a personas por distribuir opiniones (aunque éstas no tengan fundamento), es que está cerca de convertirse en dictatorial.
Y luego estuvieron los atroces abusos cometidos por un órgano judicial que está de hinojos ante el poder y que ha confirmado u ordenado la detención de dos exprefectos opositores del oriente boliviano, Leopoldo Fernández y Ernesto Suárez.
Para llegar al proceso contra el magistrado Gualberto Cusi, que tiene una enfermedad incurable, y dos otras exmagistradas del Tribunal Constitucional, que osaron fallar contra los deseos del Vicepresidente en un caso de referido al traspaso de las notarías a la administración central. Cusi sigue intentando demostrar (vanamente) su inocencia. Es muy posible que termine preso o exiliado.
Y finalmente se registraron los dos papelones internacionales más recientes (creo que en ninguno de los casos es culpable el canciller Fernando Huanacuni, sino sus jefes): primero quedar en “off side” internacional en el caso de Venezuela (defendiendo un golpe constitucional que luego ni Nicolás Maduro respaldó) y después haciendo doble ridículo pretendiendo ir contra el deseo de 20 países de la OEA. El Gobierno cree que usando los mismos métodos de su política interna logrará resultados en el campo externo. Pero los gritos, las amenazas y los chantajes no sirven en los organismos internacionales.
Me puedo imaginar la reunión de coordinación del círculo íntimo en Palacio: “estamos bien, Jefe. Todo está bien. Vamos a sacar a Amalia de radio Líder, vamos a sacar al Cedib de Cochabamba, vamos a seguir metiendo presos a usuarios de redes sociales y vamos a seguir mostrando firmeza internacional. Con eso tenemos su reelección asegurada”. Yo creo que cada una de esas acciones acrecienta la ya pronunciada línea de pérdida de popularidad y credibilidad del Gobierno. Chao reelección, nomás.
El autor es Periodista.
Twitter: RaulPenaranda1
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