Policías nacionales fueron expulsados en los últimos días de Caranavi (La Paz) por parte de los propietarios de automóviles ilegales que estaban a punto de ser incautados. Estos hechos se habían dado también en Ivirgarzama y otros lugares de Chapare (Cochabamba), con policías huyendo, perseguidos por furiosos propietarios de los vehículos que en todo el país se conocen como chutos.
Esta situación ‘sui géneris’ hizo que algunos policías anuncien que estaban renunciando a ese trabajo, porque era muy riesgoso para sus vidas. El argumento es que si en las calles de esos lugares los autos ilegales son mayoría, poco pueden hacer unos cuantos policías. La Policía sancionó a algunos de los oficiales que hicieron ese anuncio, pero el problema se mantiene sin resolverse: los autos chutos circulan normalmente en varios lugares del país, comenzando por Machacamarca (Oruro) y Uncía (Potosí) en el altiplano, muy cerca de la frontera con Chile, que es de donde llegan esos vehículos.
¿Quién es responsable de esto? Aquí hay una gran confusión. La directora de la Aduana, Marlene Ardaya, dice que los responsables de esta situación son quienes autorizan que los mencionados vehículos ilegales consuman combustible como si fueran legales. En los puestos de venta, dijo Ardaya, solo se exige que el vehículo tenga placa de registro, pero no el documento que ha distribuido la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH). La agencia aludida no ha dicho nada, pero podría sostener que quien es culpable de que esos vehículos circulen en el territorio nacional es la institución que controla las fronteras, es decir, la Aduana.
Aunque desconocen casi todo sobre este tema, las autoridades de la ANH calculan que existen unos 12.000 autos chutos en Bolivia. No se sabe cuál es el método usado para este cálculo, pero todo indica que algo saben las autoridades. El Gobierno ha anunciado repetidamente que no habrá una nueva amnistía para los autos ilegales. Pero a su vez no ha asegurado que todos los días aumente la cantidad de chutos que ingresan al país.
Los autos chutos y la ropa usada ingresan desde Chile sin control, a juzgar por los resultados. La Aduana necesita ser reforzada porque sus operativos parecen ser insuficientes. Quizá deba ser apoyada por la Policía o por las FFAA. Pero algo hay que hacer, porque lo que se da ahora en el país con los chutos y la ropa usada es una demostración lamentable de incapacidad frente a un problema que crece sin suerte de solución
Consejo Editorial: Pedro F. Rivero Jordán, Juan Carlos Rivero Jordán, Tuffí Aré Vázquez, Lupe Cajías, Agustín Saavedra Weise y Percy Áñez Rivero
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