Fredrik Reinfeldt, el hombre que unificó por primera vez al centro-derecha y lo llevó en 2006 de nuevo al poder tras doce años, se convirtió hoy en el primer líder de este bloque en revalidar triunfo en unas elecciones. A pesar de la pérdida de la mayoría absoluta por la entrada en el Parlamento de la ultraderecha, la distancia con el bloque opositor de izquierda de casi seis puntos y la negativa de ambos bloques a colaborar con los extremistas le dejan en bandeja el Gobierno. Hace siete años Reinfeldt rescató al moribundo Partido Conservador, que venía de sufrir un descalabro electoral, y lo renovó siguiendo el exitoso modelo del liberal Anders Fogh Rasmussen en Dinamarca: abrazando el sistema de bienestar social y renunciando a exigencias tradicionales de la derecha.
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Como Rasmussen, actual secretario general de la OTAN, Reinfeldt pasó de furibundo defensor del neoliberalismo en sus primeros años, como quedó plasmado en su libro "Det sovande folket" (La nación durmiente, 1993), a pragmático líder centrista. "Los nuevos moderados" (conservadores), que Reinfeldt llama "El nuevo partido obrero de Suecia", no pudieron romper la hegemonía del Partido Socialdemócrata, el más votado en Suecia desde 1917, pero como resaltó hoy el propio primer ministro, han reducido en ocho años la distancia entre ambos de 25 a menos de un punto. El estilo controlado y sereno del líder conservador ha sido muy apreciado por los suecos, en especial su gestión durante la crisis, de la que Suecia se empieza a alejar a pasos agigantados, a pesar de los recortes sociales y del paro. Nacido en Oesterhanninge, a las afueras de Estocolmo, este licenciado en Economía ingresó a los 18 años en las Juventudes del Partido Moderado, a cuya presidencia accedió nueve después.
Un año antes, en 1991, había entrado en el Parlamento, donde se convirtió en azote del Estado del Bienestar. Tras la derrota electoral de 1994, Reinfeldt cuestionó abiertamente al ex primer ministro conservador Carl Bildt -titular actual de la cartera de Exteriores- y a su equipo, en especial en su libro "Nostalgitrippen" (El viaje nostálgico), lo que le valió una llamada al orden de la cúpula del partido. La elección de Bo Lundgren como líder conservador en 1999 sacó a Reinfeldt de un lustro de ostracismo y le permitió recuperar protagonismo, más aún tras la debacle de 2002, que posibilitó su salto a líder del grupo parlamentario. La dimisión de Lundgren le dejó abierto el camino a la presidencia del Partido Moderado.
Casado con Filippa, concejal en el ayuntamiento de Estocolmo y con la que tiene tres hijos, Reinfeldt se ha labrado una imagen de líder humilde, correcto, educado y que sabe escuchar, aunque algo frío e impersonal, según sus críticos. Ese mismo estilo sereno es el que ha regido su política exterior, sin grandes sobresaltos, y el que lo llevó a realizar una gestión convincente como presidente de turno de la UE durante el segundo semestre de 2009. Amante de las tareas del hogar e hincha del Djurgården, club asociado a la clase alta de Estocolmo, Reinfeldt tiene ahora cuatro años por delante para seguir haciendo historia.
Un año antes, en 1991, había entrado en el Parlamento, donde se convirtió en azote del Estado del Bienestar. Tras la derrota electoral de 1994, Reinfeldt cuestionó abiertamente al ex primer ministro conservador Carl Bildt -titular actual de la cartera de Exteriores- y a su equipo, en especial en su libro "Nostalgitrippen" (El viaje nostálgico), lo que le valió una llamada al orden de la cúpula del partido. La elección de Bo Lundgren como líder conservador en 1999 sacó a Reinfeldt de un lustro de ostracismo y le permitió recuperar protagonismo, más aún tras la debacle de 2002, que posibilitó su salto a líder del grupo parlamentario. La dimisión de Lundgren le dejó abierto el camino a la presidencia del Partido Moderado.
Casado con Filippa, concejal en el ayuntamiento de Estocolmo y con la que tiene tres hijos, Reinfeldt se ha labrado una imagen de líder humilde, correcto, educado y que sabe escuchar, aunque algo frío e impersonal, según sus críticos. Ese mismo estilo sereno es el que ha regido su política exterior, sin grandes sobresaltos, y el que lo llevó a realizar una gestión convincente como presidente de turno de la UE durante el segundo semestre de 2009. Amante de las tareas del hogar e hincha del Djurgården, club asociado a la clase alta de Estocolmo, Reinfeldt tiene ahora cuatro años por delante para seguir haciendo historia.
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