Los dueños del país
Humberto Vacaflor Ganam
Nunca antes el país había estado dominado por una transnacional tan poderosa, como ahora. Pero es carnaval y, como sabemos, las peores derrotas de Bolivia llegan en esta época.
De manera apresurada, sin preguntar por qué, los diputados y senadores del presidente Evo Morales aprobaron una nueva ley de la coca, la diseñada por la transnacional. En lugar de 20.000 hectáreas de coca legal, debían ser 22.000.
Estaban tratando un tema referido a la actividad económica predominante en el país, a la industria madre, la que genera los blindajes para el resto de la economía.
Si la industria madre estuviera en manos de una sola empresa, como parecería que ocurre, estaríamos ante un portento de industria, superior incluso a la que puso en práctica don Simón I. Patiño hace un siglo.
En Bolivia se producen 230 toneladas de droga, según datos de la DEA. Un kilo de esa droga cuesta en cualquier frontera US$ 5.000. Es decir que, puesta en la frontera, esa droga tiene un precio de global de US$ 1.150.000.000, (MIL CIENTO CINCUENTA MILLONES DE DÓLARES).
De esa manera se tiene que el PIB per cápita de los cocaleros es de US$ 24.166. El PIB per cápita de un ciudadano boliviano ingenuo, no conectado con la transnacional, es de solamente US$ 1.320. Eso incluye a los ciudadanos bolivianos que participan en el sector agrícola legal, que produce desde soya, trigo, maíz, sorgo hasta quinua papa y hortalizas.
Por lo tanto, aquí hay una competencia, entre las 40.000 hectáreas de coca y las 2.000.000 de hectáreas dedicadas a otros cultivos. Y ocurre que estos dos sectores tan desiguales rivalizan tas con tas: un enano contra un gigante.
La rentabilidad de las 40.000 hectáreas de coca es de US$ 1.370.000.000 y la rentabilidad de las 2.000.000 de hectáreas de cultivos legales, sumada, es de US$ 1.460.000.000. Cada hectárea de coca tiene una rentabilidad, después de costos, de US$ 40.000, mientras que cada hectárea de los ingenuos tiene una rentabilidad de solamente US$ 1.000.
Aquí se explican muchas cosas. La transnacional tiene tantos excedentes financieros que puede diversificarse, actuando en construcción, especulación urbanística, minería, operaciones de microfinanzas, etcétera.
En el etcétera están las inversiones políticas, las subvenciones, la propaganda, subsidios a militares, y lo que sea.
Los dueños del país.
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