La economía boliviana pasa por un buen momento. Esto se debe a los descubrimientos, desde la década de los años noventa del siglo pasado, de importantes reservas de gas, cuya producción ahora cubre la demanda interna y, en mayores volúmenes, se exporta al Brasil y a la Argentina. Sin embargo, como era previsible, ya han surgido interrogantes sobre la sostenibilidad de estas exportaciones, tanto por recientes variaciones de los precios del gas en el mercado internacional, como porque no se han dado pasos serios para la industrialización y la diversificación de la producción nacional. Por todo esto, se estaría por terminar en Bolivia el auge del gas.
El sitio eabolivia.com, en un artículo publicado del 21 de septiembre, informa que “El precio del gas (boliviano) exportado a Brasil y Argentina registra un espectacular descenso…en los últimos doce meses: de 7,97 dólares, descendió a 4,20 por millón de BTU en el primer caso y de 10,35 a 4,32 dólares en el segundo”. Buena parte de la depreciación se debería al desarrollo de las grandes reservas estadounidenses de hidrocarburos de fuentes no convencionales, o sea de yacimientos de “shell gas”. Estados Unidos ya no importa gas, y está en vísperas de ser autosuficiente en petróleo. Puede, entonces afirmarse que, si esta tendencia a la baja persiste, no se podrá seguir obteniendo indefinidamente de las exportaciones de gas mayores precios que los que indica la cotización internacional.
Otra preocupación. En el informe “Vaca Muerta, la nueva frontera del desarrollo argentino” se afirma: “El aumento de la producción (de hidrocarburos en la Argentina) es tan vertiginoso que las instalaciones de la empresa YPF en el yacimiento de Loma Campana son por ahora contenedores interconectados. “Argentina apuesta a sus recursos no convencionales de petróleo y gas…”. “Loma Campana…, es la base operativa de la petrolera estatal argentina, donde, en la formación geológica –un campo no convencional– de Vaca Muerta en la Cuenca Neuquina, se perforan mensualmente de 15 a 20 pozos”. “Entre el 2013 y 2014, YPF invirtió en Vaca Muerta unos 2.000 millones de dólares. Pero, se requiere mayor inversión externa –unos 100.000 millones de dólares– “durante los próximos cinco o seis años”. (Inter Press Service, 30.09.2014).
Mientras tanto, por engolosamiento de lo hasta ahora logrado, y por el poco o nulo fomento a la industrialización de los diversos productos del país, Bolivia parece condenada a seguir en la monoproducción, esta vez del gas que también se agota.
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