Susana Seleme Antelo
19.XI.15
¿Cuán amenazada está la sociedad boliviana bajo el régimen de Evo Morales,
que la somete a una injusta confrontación –Sí o NO- camuflada bajo un
referéndum plebiscitario solo para ser reelecto inconstitucionalmente por
cuarta vez, el próximo febrero de 2016?
¿Qué hay detrás de ese impulso re-re-reeleccionista, cuando faltan aun más
de 4 años de este su tercer mandato? ¿Acaso la machacada agenda 2025, contiene
algo diferente a lo vivido estos últimos 10 años de violación sistemática al
Estado democrático, al Estado de derecho y los Derechos Humanos? ¿O es que la época
de las ya instaladas ‘vacas flacas’ le
hace temer la reducción de recursos para seguir comprando conciencias?
El plebiscito de febrero de 2016 es amoral pues Morales-García Linera son
los promotores-interesados de esa farsa
que enfrenta a la sociedad. Arropados en
el ‘socialismo del siglo XXI’, los
hombres Morales han sometido a Bolivia al autoritarismo que pretende cambiarle la matriz republicana y democrática por una
dictadura disfrazada de democracia. Embarcados en esta injusta confrontación,
mi voto será NO.
Y si de injusticas se trata, recuerdo la cometida contra el joven Christian
Urresti, linchado por hordas oficialistas
en Cochabamba, en enero 2007. Por ese crimen mi voto será NO, porque tampoco olvido la ‘Calancha’,
noviembre 2007, sus tres muertos y
heridos para aprobar la nueva Constitución Política del Estado.
Y recuerdo Porvenir, septiembre 2008, y el enfrentamiento montado por el oficialismo con
12 muertes solo para sacar de la arena política al exprefecto de Pando, Leopoldo
Fernández, preso desde entonces sin juicio justo. Razón de peso para votar NO a los injustos.
Y tampoco olvido un 16 de abril de 2009 y la ejecución
extrajudicial de Eduardo Rózsa Flores, Árpad
Magyarosi y Michael Martín Dwyer. Ese crimen fue encubierto bajo carátula
judicial “terrorismo-separatismo”, con 39 imputados, unos presos y otros en el exilio por un
delito inexistente. Poderosísima razón, esa, para votar NO por el desprecio al Estado de derecho. Ese ajusticiamiento fue
un acto de terrorismo de Estado cuya autoría intelectual recae en el propio
Morales. Con obsceno desparpajo, pocas horas después del crimen, apenas arribado a Cumaná, escoltado por Hugo Chávez (+) y Raúl Castro para asistir a una
reunión bolivariana, afirmó “Yo di la orden de acabar con los mercenarios… hubo una balacera y tres de ellos están muertos y otros
heridos”. El argumento fue que
“terroristas-separatistas” de Santa Cruz, pretendían matarlo, hecho jamás
probado: no existió. En su libro “Maten a
Rózsa, Carlos Valverde Bravo afirma que
el operativo del 16 de abril de 2009, “se
convirtió en una masacre ordenada por el Presidente Evo Morales, antes de irse a Venezuela.”
Con aquel crimen pretendieron
“aplastar” la corriente autonomista del Oriente boliviano y a sus líderes, pues
eran freno al proyecto de dominación total. Por las muertes, el sufrimiento infligidos a
sus familias, a las de los presos, exiliados, y el impedimento a la libre determinación de regiones autonómicas, en febrero mi voto será
un rotundo NO.
¿Cómo no recordar Chaparina -septiembre 2011- y la represión
a los pueblos indígenas del Oriente, que pretendían impedir la construcción de una
carretera que, amén de destruir su hábitat, colmará el apetito de cocaleros por tierras
vírgenes? Y no olvido la represión a los indígenas guaraníes de Tacovo- Mora,
que defienden sus tierras de avasallamientos mercantilistas. Por el respeto a
ellos y en contra del oportunismo “indígena-originario-campesino” de
Morales-García Linera, mi voto es NO a quienes violan sus derechos humanos.
También recuerdo a las 228 personas de Beni, privadas del derecho
democrático a ser electas porque eran opositoras al régimen, en las elecciones regionales
de marzo de 2015. Tampoco olvido a Carmelo Lenz, ex gobernador de ese
departamento, preso luego de aquella injusta elección, con argucias judiciales
por ser opositor. Más que poderosas razones para votar NO, sin olvidar a Chuquisaca, donde un órgano electoral corrupto
hizo gobernador a un candidato oficialista tras el robo de votos a otro partido.
Hay más injusticias como la de Huanuni, Caranavi; contra Felipe Moza y
otros. Las hay de carácter delincuencial y horrendos feminicidios, y las injusticias
político-jurídicas, la destitución de autoridades electas democráticamente, o
los paredones judiciales para acorralar a adversarios políticos. Puedo olvidar
otras, pero estas nombradas son razones de demasiado peso para votar NO al continuismo,
que se escuda en que “el pueblo lo quiere”.
De
sobra se sabe que a Morales-García Linera el
‘pueblo’ solo le interesa como proveedor de votos para legitimarse en anteriores
elecciones y en este amoral plebiscito. Aun si aceptáramos la soberanía
democrática del pueblo ¿a qué pueblo se referirán? ¿Al súbdito de los bonos y dobles
aguinaldos, como redistribución de la riqueza, sí, pero clientes de la prebenda
y las promesas populistas? Ese pueblo no es otro que la ‘masa’ espontánea o
dirigida, cerrada o abierta, de descarga destructiva o de acoso como clasificó a algunas Elías
Canetti, en su libro “Masa y Poder”. Pueblo-masa,
en cualquiera de sus formas sin menodpreciar ninguna, no presupone que sea infalible.
Se equivoca y a menudo, menos mal, para desmentir aquello de que “la voz del pueblo es la voz de Dios”.
Con
imposturas, extorsiones y chantajes ahítos de corrupción,
el ‘pensamiento único’ pretende satisfacer la ambición del bloque en el poder, para
seguir enriqueciéndose a costa de la sociedad boliviana. El NO es un ¡basta! a las injusticias que violan los Derechos Humanos y civiles. Razones
demás para votar NO contra los
injustos.
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