Desde los años '90, mucho antes de que se construyera el puente sobre el río Piraí ya se vislumbraba el futuro del municipio de Porongo, donde hoy se está viviendo una explosión demográfica impresionante, con multimillonarias inversiones en la construcción, el desarrollo de urbanizaciones y condominios de todo tipo.
Es de suponer, porque no hay mayores datos, que se está talando y modificando el ecosistema de miles de hectáreas, cambiando el curso de los ríos y arroyos; se está alterando la superficie, perforando pozos de agua, contaminando y haciendo un sinnúmero de actividades para darle paso al “progreso” y la “civilización”.
Deberíamos suponer también que hay alguien que está vigilando todo ese proceso de expansión, que existen autoridades que están fiscalizando que el progreso no signifique un simple mercantilismo que tarde o temprano terminará por volcarse en contra de nosotros mismos, en forma de inundaciones, desbordes, destrucción y polución.
Lamentablemente se sabe con mayor certeza, que el Municipio de Porongo carece de la talla institucional, de los recursos, la capacidad técnica y la autoridad para fiscalizar lo que está ocurriendo en esas pampas tan frágiles que necesitan la mano especialista y consciente de expertos y autoridades que miren más allá del simple negocio de compra y venta de terrenos.
Dentro de muy poco tiempo Porongo se convertirá en uno de los municipios más poblados de la zona, con un cálculo aproximado de 300 mil habitantes. Toda esa gente necesitará agua potable, servicios básicos y por supuesto, lugares para botar la basura y otros medios de saneamiento. Lo más probable es que con la ausencia de planificación, todo esto ya esté cobrando forma con un criterio de improvisación que pone en riesgo el bienestar de los mismos pobladores y sobre todo, el futuro de los que viven de este lado del río Piraí.
Todos deben conocer que la mayor parte de los afluentes de agua subterránea de donde se provee el Municipio de Santa Cruz provienen de las zonas altas, del Amboró y sus alrededores, es decir, las colinas que llegan hasta el Urubó. En otras palabras, si los habitantes de Porongo, que se están multiplicando con gran rapidez, llegan a contaminar de manera significativa el agua del subsuelo (cosa que ya está pasando), el problema de nuestra agua potable, que desde ya es crítico, se agravará aún más.
El atraso del alcantarillado sanitario en Santa Cruz es uno de los más altos en relación a otros servicios y eso también ocurre en Porongo, donde están repitiendo el grave error de priorizar el pavimento en lugar de la salud, el agua potable y el futuro de la población. Este problema constituye un reto enorme para nuestra alcaldía, que debe asumir su liderazgo y así como hace causa común la construcción de un nuevo puente sobre el río, debería unir fuerzas con las autoridades porongueñas para planificar el crecimiento de esa zona vecina, para que el progreso y el esplendor que se observa desde afuera no signifique un riesgo para todos.
El Municipio de Porongo carece de la talla institucional, de los recursos, la capacidad técnica y la autoridad para fiscalizar lo que está ocurriendo en esas pampas tan frágiles que necesitan la mano especialista y consciente de expertos y autoridades que miren más allá del simple negocio de compra y venta de terrenos.
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