¿HACIA LA OCLOCRACIA DEL SIGLO XXI?
Los esfuerzos desplegados por el gobernante MAS a fin de borrar cualquier huella opositora en
las Gobernaciones del Beni y Tarija, han alcanzado niveles históricos. La
denodada tarea cuenta con un protagonista de primera línea, nada más y nada
menos, que su caudillo por antonomasia :Evo Morales Ayma. Para mayor
abundamiento, además de Presidente de
Bolivia, es Dirigente de las Seis
Federaciones de Productores de Coca del Trópico de Cochabamba. Un par de
títulos bastante impresionantes por el desmandado poder que le otorgan.
Para nadie es un secreto, cuál es la idea de
Democracia que manifiesta. Eso de gobierno de las mayorías con respeto de las
minorías, el estricto cumplimiento de la Constitución y
un Estado de Derecho a toda prueba, no forma parte de la conducción del estado
boliviano.
La inédita democracia plurinacional, es el
gobierno con Evo Morales a la cabeza y
secundado por su vice y un par de ministros muy avispados para quienes la democracia,
entendida universalmente de otro modo, ha pasado a ser una retórica derechista,
imperialista, colonialista e incómoda.
Evidentemente, hay mecanismos de
la democracia que resultan muy útiles -como ser los procesos electorales-, que
les brinda la necesaria legalidad. El problema radica en la dudosa legitimidad por la designación caprichosa y arbitraria de los
actores a cuyo cargo está la administración de esos procesos. Las elecciones no
tienen por objeto la dominación de la ciudadanía. La mayoría no debiera ser
entendida como un cheque un blanco o una licencia suprema para arrinconar. El
votante ejerce su libertad y bajo ningún concepto debiera tener como finalidad,
el lograr uniformidad en el accionar político y menos por supuesto, rendir pleitesía.
Nada de eso sería posible sin ese
doblegado conjunto de personas
designadas para llevar a cabo elecciones pegadas a sus dictados conocido como
Tribunal Supremo Electoral. La gobernabilidad de un estado, no depende de cuán
hábiles demuestren ser para restringir las libertades fundamentales. De lo que
se trata, es de mantener en inmejorables condiciones a las instituciones, y para ello no se puede admitir
sometimiento de todos los poderes del
estado al poder central.
El paladín del proceso de cambio, está
dando muestras inocultables de su inclinación stalinista por acciones con cariz de purga para limpiar
el camino de cualquiera que ose disentir con sus planes hacia la perpetuación
en el poder. Estas horas previas de la forzada segunda vuelta en Tarija y Beni,
son el peor momento para los opositores, que son tratados como
quintacolumnistas a los que hay que excluir sin ningún pudor, menos ética.
Apelando a la candidez de los bien
pensados, ya lanzó su desafío en sus territorios cocaleros, al pedir que se
encuentre su sucesor. Ojalá no seamos
muchos ni tan mal pensados, pero es una maniobra un tanto burda considerando
que el desafío lo lanza en el lugar donde más satisfechos están con esta
gestión. Y las razones saltan a la vista y son sin duda, la más sólida
congregación dispuesta a todo con tal de proteger a su gallina de los huevos de
oro.
Tanta es la seguridad que tiene en su
caudillaje, que Morales Ayma
"reloaded" reta a duelo a los indígenas afirmando que la pretendida carretera
por el Tipnis, se hará quieran o no. Le
faltó expresar parte de su pensamiento: "si gana la oposición" . Porque si
el MAS se hace del territorio beniano, la frontera agrícola hacia el parque
Isiboro Sécure, será la primera gracia que el caudillo otorgará a sus leales.
Porque el discurso de cerrada defensa de la madre tierra y el supuesto gobierno
indígena, es un soberbio cliché para venderles a los incautos europeos. Pero
algunos criollos por ahí, en realidad parecemos más de lo que en verdad somos.
Amerita hacer un esfuerzo de verdad titánico
en Tarija. Ineludiblemente no cederán el
cofre del tesoro. Menos el secreto de los doblones faltantes. En la sarta de
advertencias que (a la oposición "ni agua" ) acaba de agregar un claro mensaje: para él, el Pacto Fiscal es
innecesario. Siempre tiene una salida a mano. Dos mensajes
contundentes a los Departamentos que bien podrán ser el punto de inflexión.
Lamentablemente existe prueba
incontrastable de la degradación de la democracia en Bolivia. Diez cocaleros
serán despojados de sus tierras de cultivo de coca porque se alinearon con la
oposición en las elecciones de marzo. Lo peor es que cuatro de ellos ganaron
sus concejalías en desmedro de los candidatos oficialistas. Hoy, son tildados
de traidores. Y con seguridad, gracias al acoso político y la sentencia que
pende sobre sus cabezas, sólo les quedará el autoexilio. Y esto ya supera el
ámbito de la especulación.
Karen Arauz
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