Carlos Mata Figueroa, el gobernador chavista del estado de Nueva Esparta, cuando anunció que LAMIA volaría en Margarita. Nunca lo hizo.
Carlos Mata Figueroa, el gobernador chavista del estado de Nueva Esparta, cuando anunció que LAMIA volaría en Margarita. Nunca lo hizo.
La historia de LAMIA, la pequeña línea aérea en la que se estrelló el plantel de Chapecoense que viajaba hacia Medellín para la final de la Copa Sudamericana, está plagada de fracasos y maniobras extrañas en su corta vida como empresa de aeronavegación.
La empresa se fundó en 2009 en Mérida, Venezuela, a la que debe su nombre: Línea Aérea Merideña Internacional de Aviación (LAMIA). El objetivo proclamado por su dueño, Ricardo Alberto Albacete Vidal, era ayudar al desarrollo de esa región venezolana con vuelos hacia Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, Las Piedras, Valencia, Margarita, Los Roques y Canaimá