sábado, 20 de agosto de 2016

nivel mundial la protesta de los discapacitados. llegó nada menos que a Ginebra donde reconocen su derecho a pedir un bono que les permita sobrevivir en condiciones dignas. El Dia relieve la noticia.

La protesta de los discapacitados ha llegado a esferas internacionales y nada menos que a Ginebra, donde acaba de realizarse la Sesión 16 de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad (PDC), organismo perteneciente e la ONU. La entidad ha cuestionado a las autoridades bolivianas por la “violencia y la represión” que se aplicó contra este sector que se movilizó durante varios meses exigiendo el pago de un bono de 500 bolivianos mensuales. En la reunión estaba presente la ministra de Justicia de Bolivia, a quien le pidieron el compromiso de escuchar las demandas de los discapacitados, que hace poco volvieron a sus casas con las manos vacías luego de permanecer durante varias semanas en vigilia en los alrededores de la Plaza Murillo, donde sufrieron todo tipo de represión.
“Quiero llamar la atención de la distinguida delegación del Estado parte, debido a que las carencias de recursos económicos que dificulta la implementación de los servicios básicos no deben ser nunca motivo para restringir los derechos de las personas con discapacidad. Particularmente cuando estas se manifiestan públicamente y demandan que sus derechos sean cumplidos”, fue la expresión de la relatora especial de Naciones Unidas para Bolivia, Silvia Quan-Chang.a
Fuente: eldia.com.bo

sábado, 13 de agosto de 2016

cuán acertado Iván al describir "el amor y el odio entre Gobierno y Cooperativistas" están hechos el uno para el otro. los mineros sacando ventajas siempre, sin ninguna ley que producir para su interés privado, el Gobierno apoyado en "la dinamita y los votos de estos ilegales" un verdadero problema para Bolivia

Los cooperativistas mineros, uno de los jinetes contra el neoliberalismo, como alguna vez los califico el actual Vicepresidente, han retornado con su estilo violento, agresivo, intolerante y radical, tan común a todos los movimientos sociales que fueron los que llevaron al poder a Evo Morales el año 2005. Cocaleros, cooperativistas mineros, regantes, movimientos sin tierra y juntas vecinales pusieron al país al borde de la confrontación, el caos, el miedo, el terror y la ingobernabilidad entre los años 2000 al 2005. Huelgas, marchas, bloqueos, toma de tierras, toma de empresas eran el pan de cada día. Entre 2000 y 2005 tuvimos cuatro presidentes que sucumbieron ante el poder intransigente de los movimientos sociales.

Bolivianos y bolivianas ya sea por admiración o por terror optó por darles la oportunidad de gobernar el país. Para su suerte, impensada hasta por los más lúcidos analistas, su ascenso al gobierno coincidió con una de las épocas más afortunadas en cuanto al precio de nuestras materias primas (gas y minerales). Entre el 2006 y el 20015 los precios de los minerales y del petróleo escalaron a niveles insospechados. Producto de este auge, el Estado boliviano administro mas de 160 mil millones de dólares en 10 años, cifra que representa lo que diferentes gobiernos administraron en cuarenta años anteriores. Bonanza total, felicidad total.

Dicen que con plata uno se vuelve inteligente, sabio, hermoso y hasta parece un dios del olimpo. Pues eso les paso a nuestros gobernantes. Ebrios de bonanza, acuñaron la evonomics como supuesto nuevo modelo económico, empoderaron a su impulsor don “superluchin” y cambiaron toda la nomenclatura republicana por un supuesto Estado Plurinacional. Toda ocurrencia que se les pasaba por la cabeza, sin pensar dos veces, sin valorar su sostenibilidad o utilidad, le metían no más. Así, endiosaron al líder, le compraron un súper avión y le hicieron, cual Tutankamon, su museo y sus palacios. Envanecidos de éxito vendieron al país y el mundo que las empresas estatales eran lo mejor que se había podido concebir. Así crearon empresas de todo tipo, desde las aéreas hasta las de papel.
Conflictos sociales, no les faltó, pero dada la bonanza, supieron vadear con éxito a través de ceder en los pedidos con cheques, proyectos, viajes y programas que chorreaban dólares. Para evitar demoras (procesos de control y fiscalización) en el cumplimiento de sus sueños, coparon todos los espacios (instituciones) de poder y los pusieron a su servicio. Así, no solo concentraron el poder económico, sino también el poder político e institucional del Estado.
Para rematar, vaciaron a la sociedad de valores. No importa si robas o delinques, lo que importa es si eres del partido de gobierno o no. Si no eres, eres vendepatria, conspirador, ladrón, criminal. El poder y estar cerca al poder, te libera de culpa. No importa de donde venga tu plata, lo importante es que seas del partido. Así, la coca del Chapare que, por propios informes oficiales va en 94 por ciento al mercado ilícito, goza de protección y buena salud, porque está en el poder. El Chapare que, antes de tomar el poder, bloqueaba al país una vez por mes, en estos 10 años ha mostrado una tranquilidad espectacular. Así uno se pregunta, ¿qué produce el Chapare que la ha convertido en una zona tan tranquila y prospera? Si hallamos respuesta a esta interrogante, no nos queda más que copiar el modelo. Aunque es justo reconocer que indígenas de la frontera Oruro-Potosi y habitantes de Barrios periféricos de El Alto, han pillado la formula y la están aplicando.

Pues bien, aquellos discursos de que estábamos blindados contra las crisis del capitalismo en extinción, no habían sido ciertos. Y el sapo que se convirtió en príncipe producto del beso de la bonanza en la exportación de nuestras materias primas, una vez pasado el hechizo del beso, se lo vuelve a ver en su real condición de batracio. La emergencia de los cooperativistas mineros, está desnudando, más allá de su brutalidad, las consecuencias de la década perdida. Cooperativistas y gobierno se conocen y quizá por eso hoy se odien tanto. Se miran al espejo y son tal para cual, los une el despilfarro y el haberse farreado la oportunidad de cambiar la matriz productiva, la oportunidad de diversificar la economía, la oportunidad de salir del circulo vicioso de las materias primas y, lo peor, no haber sentado en tiempos de vacas gordas, las condiciones para enfrentar el tiempo de las vacas flacas. Son tan iguales que se repelen y por ello no se cansaran en echarse la culpa.
Hace unos años Potosí era la ciudad con más autos Hamers per cápita de Bolivia. El costo de vida era uno de los más caros. Los espacios de diversión nocturna llenaron los bolsillos de colombianas y paraguayas que con gusto viajaban a las zonas mineras a recoger los dineros del caro placer. Los dueños de Boliches vendían no solo tragos nacionales, sino principalmente los internacionales de etiqueta y certificación.

Una oligarquía que daba migajas a sus “hermanos” cooperativistas nació y se empodero bajo el lema “uno para todos, todos para uno”, pero que en realidad solo fue “todos para uno”. Estos grupos oligárquicos, daban a sus hijos escolares recreos de hasta 100 bs por día. Fiestas patronales que eran verdaderos bacanales. En los cooperativistas, se resume no solo su tragedia, sino de toda la nación. En ellos no solo se ve al gobierno, su principal mentor, sino también a todos los bolivianos porque, una vez más, volvemos al punto de siempre: la frustración.

sábado, 6 de agosto de 2016

Susana incansable nos recuerda, merced a su lúcida memoria los episodios de horror y crimen que Evo Morales protagonizó en El Chapare. Vacaflor y la Ley de Imprenta y asuntos que Evo no quiere saber porque no le convienen.



Lo que el poder no quiere saber
Susana Seleme Antelo



“Lo que da miedo es un presidente que no sabe lo que tiene que saber, y no parece tener interés en aprender lo que no sabe”, es una frase dicha por el presidente de Estados Unidos de Norteamérica, Barak Obama. Razones sobran para aplicarla al presidente Evo Morales, porque tras 10 años de gobierno no sabe y no tiene interés en saber que en Bolivia está vigente la Ley de Imprenta de 19 de enero de 1925 y sus correspondientes Tribunales o Jurados. O peor aun, sabiéndolo, la ignora.
Esa ley protege a los hombres y mujeres profesionales del periodismo de los abusos y excesos del poder y de quienes lo ejercen,  siempre  impunes e inmunes  aunque cometan delitos de diversa índole, como no saber lo que deberían y tendrían que saber, respecto a las leyes amparadas constitucionalmente en el país. El artículo 1  de la ley que nos ocupa establece que “Todo hombre tiene el derecho de publicar sus pensamientos por la prensa, sin previa censura.”
La labor de informar y comunicar, de preguntar, de investigar y escarbar sobre lo que el poder político no quiere hablar, ni que se sepa, es castigada con juicios y procesos, pues el Poder Judicial está subordinado al  poder Ejecutivo. Es el caso del reconocido periodista Humberto Vacaflor, Premio Nacional de Periodismo 2009 y Premio Libertad de la Asociación Nacional de Prensa 2016, a quien Morales le ha abierto un proceso por difamación, pues recordó el asesinato de los esposos Andrade en el año 2000 en la zona cocalera de Chapare, amén de otros, todos macabros. ¿Quién o quiénes dieron la orden de matar a los agentes de la Unidad Móvil de Patrullaje Rural, UMOPAR, en esos convulsos años 2000/2003 de erradicación de las hectáreas ilegales de la hoja de coca? Es el propio Morales quien los pone sobre el tapete,  convertidos en ‘muertos vivientes’ 16 años después. ¡Los teníamos olvidados! (Sobre el tema se puede ingresar a los siguientes links:  https://www.nadir.org/nadir/initiativ/agp/free/imf/bolivia/txt/2003/0723asesinatos.htm;  o www.los.tiempos.com.23/07/2003:  “Dos cocaleros confiesan asesinato de policías”
 o http://www.eldiario.net/noticias/2002/2002_01/nt020119/: “Por cada campesino muerto, habrá un uniformado muerto”:
Y habrá que aclarar que la “hoja sagrada” forma parte de un mito. Como casi todos, cubren con un velo impenetrable las verdaderas relaciones sociales y sustituyen la verdad por las apariencias, a través de una interminable repetición de estereotipos, a fin de arraigar la creencia que el poder necesita ‘hacer creer como verdad absoluta’.  Ese es el mito de la hoja de coca que, más que sagrada, es la materia prima de la mercancía cocaína y, de suyo,  de toda la cadena de producción capitalista ilegal-criminal de la droga, aunque forme parte de la inveterada costumbre de masticarla para evitar hambre, frío y cansancio, desde la época colonial.
Pese a los abundantes  testimonios de prensa sobre el brutal asesinato a los esposos Andrade, corroborados hoy por otras fuentes, Morales ha hecho caso omiso de la aplicación de la Ley de Imprenta en el caso de Vacaflor. Más bien recurre a una  ‘guillotina judicial’ en su contra. También desconoce,  o no quiere conocer, que la Constitución boliviana vigente,   en su art. 106 establece que el Estado garantiza la libertad de expresión, de opinión y de información; da derecho a la rectificación, a la réplica y a emitir libremente las ideas por cualquier medio de difusión, sin censura previa, acorde con el Art. 1 de la ley de Imprenta. La libertad de expresión, opinión e información, es un derecho fundamental e inalienable inherente a todas las personas y es requisito indispensable para la existencia de una sociedad democrática. De ahí la necesidad de precautelarla, como valor esencial e imprescindible en un Estado Constitucional y Democrático de Derecho. ‘Sin libertad de expresión, no hay  democracia’, que en la Bolivia de Morales está secuestrada por la violación sistemática a los Derechos Humanos, por la violencia de todo orden y por la corrupción en la administración pública central, devenida en sistémica.
Desde que Morales asumió el poder, enero 2006,  ha declarado que "Los medios de comunicación son mi principal oposición” y ha calificado a los/las periodistas como "pollos de granja”, "vuvuzelas”, "agentes de inteligencia”, “del imperio”, "cobardes” y "narcotraficantes” entre otras destemplanzas. Ellas hablan de su violento nivel emocional, demostrado desde que era dirigente sindical cocalero, sin que haya dejado de serlo. Es presidente de las poderosas 6 Federaciones del trópico  de Cochabamba, desde  hace 17 años, y también presidente de la ex República de Bolivia, hoy Estado Pluri de todo, menos democrático.
¿Será esa peculiar dualidad de funciones la responsable de los desentonados calificativos a la labor periodística? Poco condicen con su investidura como jefe de Estado. Le quedó muy grande el saco, tanto que al no bastarle las palabras para hostilizar a la libertad de expresión y de prensa,  echa mano del servil Poder Judicial, convertido en apéndice de su lógica de poder autoritaria y abusiva.
El caso de Vacaflor no es el único al que le corresponde la ley de Imprenta. A ella se acogieron los abogados del también periodista Carlos Valverde Bravo y sentaron jurisprudencia: el juzgado que vio el caso en Santa Cruz,  aceptó  que el juicio presentaba indebido procesamiento. En ese tenor, la denuncia se remitió al Jurado de Imprenta, único competente para conocer la materia. Esa es la instancia que le corresponde a Humberto Vacaflor. Ninguna otra, aunque se hagan los que no saben.